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Desapareció entre las nubes a merced del viento, mientras Sofía lo contemplaba desde su jardín. Sus vivos colores brillaban con el intenso sol. Ya no podría volver a jugar con él, ya no le proporcionaría buenos momentos; probablemente tendría otros, quizá hasta mejores, pero ese ya no sería y ese globo era el que ahora tenía. Sofía aprendió, en ese momento, que nunca soltaría aquellas cosas que tanto le gustaban y que las cuidaría como si no fuera a tener más.
Finalmente, el globo desapareció de su vista, pero no de su corazón.
Mercedes Soriano Trapero
Un micro lleno de sabiduría, muy bien armado, me encantó el mensaje Merche. Saludos.
ResponderEliminarHola Ana, muchas gracias por pasarte. Un abrazo. :)
EliminarPrecioso relato, Merche. Me recuerda mucho a mi infancia, cuando perdía un globo. Entiendo perfectamente su importancia. Me ha encantado. Un abrazo!
ResponderEliminarSimboliza muchas cosas ese globo. Gracias Mayte. Un abrazo. :)
EliminarSí, me gusta mucho su variedad de posibilidades.
ResponderEliminarUn abrazo Merche
Gracias Maty. Un abrazo. :)
EliminarQue buen relato para llevar a la práctica, sobre todo a los niños. Debería a leerse en clase de Literatura.
EliminarMuchas gracias María Ángeles. Un abrazo. :)
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