30 septiembre 2023

El viaje.

 

Mi participación para el reto del microteatro (septiembre).




      La escena se desarrolla en una agencia de viajes, la dueña de la misma está hablando por teléfono cuando pasa un señor de mediana edad. Combina la conversación con él y con el teléfono, el cliente no sabe cuándo le habla a él y cuándo no.


Dueña: ¡buenas tardes, señor! Pase, pase, siéntese. (Le dice señalando la silla delante de su mesa y sin quitarse el teléfono de la oreja).

Ramiro: hola, no quería molestar, como está usted con el teléfono...

Dueña: no se preocupe, estoy intentando conectar… (Dirigiéndose al teléfono). Sí, sería un viaje para once personas, cinco habitaciones dobles y una individual… (Dirigiéndose a Ramiro). Pues dígame qué desea.

Ramiro: (dubitativo), pues, quería a ver si hay algún destino de playa…

Dueña: sí, eso es, con media pensión… (A Ramiro). Sí, playa con pensión completa.

Ramiro: sí, pero mejor con media pensión.

Dueña: no, con media pensión no, con pensión completa.

Ramiro: ¿me pregunta a mí?

Dueña: sí, le digo a usted, sale más económico con pensión completa, por eso se lo recomiendo.

Ramiro: ¡ah! Bueno, a ver por cuánto saldría.

Dueña: de acuerdo, ¿cómo se llama?

Ramiro: Ramiro… (se detiene porque la dueña le dice con la mano que pare, no se refería a él).

Dueña: señor Gutiérrez, sí, ¿podría atenderme de una vez?

Ramiro se remueve en la silla incómodo.

Dueña: sí, entonces con media pensión, sí, sale más económico…

Ramiro: pues no me ha dicho usted hace un momento que mejor con pensión completa porque… (Se vuelve a detener porque la dueña le dice con la mano que pare).

Dueña: de acuerdo, espero… (A Ramiro), muy bien, señor Ramiro, querría ir a la playa con pensión completa, ¿algún lugar en concreto?

Ramiro: pues ya no sé si quiero pensión completa o media, señorita.

Dueña: le recomiendo la completa…(Al teléfono), no, no, media pensión, media pensión…

Ramiro: (algo enfadado), es que me está usted liando, señorita.

Dueña: no se preocupe, no se preocupe, ahora mismo le voy mirando precios, verá como le sale más económico… (Se pone a mirar por el ordenador, pero no suelta el teléfono).

Ramiro: quizá mejor vengo en otro momento si eso, la veo muy ocupada.

Dueña: no se preocupe, no se preocupe, lo comprendo, es normal, mucha gente quiere salir de viaje ahora… No se preocupe, no se preocupe…

Ramiro no dice nada, no sabe si le está hablando a él o al teléfono.

Dueña: perfecto, mire, pensión completa en Benidorm una semana 355 €.

Ramiro: vaya, pues si que sale genial de precio, pero conozco Benidorm, a ver si va a ser allí arriba en la montaña lindando con Terra Mítica en un hotel de cinco plantas sin ascensor…

Dueña: sí, sí, en la montaña, cuanto más alejado mejor, sí, sí, más barato…

Ramiro: ¡no le digo! No, no, ese no me interesa.

Dueña: no, no, no es en la montaña, es a pie de playa, una oferta de un localizador de la Comunidad Valenciana. No la puede dejar escapar.

Ramiro: (enfadado), pero no ha dicho que era en la montaña…

Dueña: sí, sí, en la montaña…

Ramiro: pues eso he entendido… Mejor otro sitio que no sea Benidorm…

Dueña: pierde una gran ocasión… Sí, sí, con media pensión…

Ramiro: (enfadado), pues no quedamos que era con pensión completa, señorita, no la entiendo.

Dueña: aquí tengo en Altea, pensión completa, una semana a pie de playa, 975€

Ramiro: ¡¡uuufffffff!! ¿De cinco estrellas el hotel, como poco?

Dueña: no, no, en la montaña.

Ramiro: ¡que no, que no quiero en la montaña!

Dueña: sí, media pensión.

Ramiro: a ese precio, ni media ni entera, ¡qué leches! ¡A bocadillos!

Dueña: 3.015 €, cuatro noches, ¿verdad?

Ramiro: ¿a ese precio cuatro noches? Busque por ahí algún pueblo poco conocido, eso sale muy caro.

Dueña: sí, sí, con pensión completa…, estoy buscando, estoy buscando… ¿Habitación individual?

Ramiro: no, mi señora y yo, habitación doble.

Dueña: no, no puede ser una doble, tiene que ser individual.

Ramiro: ¿y cómo nos vamos a meter mi señora y yo en una cama pequeña? Mire usted que ya no tenemos edad…

Dueña: no, no, individual, aunque salga más caro.

Ramiro: ¿y encima más caro? No, señorita, algo más económico.

Dueña: se dispara de precio si no es en la montaña…

Ramiro: que no, que no quiero en la montaña de Benidorm, que no… Dele a ese trasto, dele, busque, busque…

Dueña: comprendo, comprendo… (A Ramiro), entonces me había dicho que dos habitaciones individuales.

Ramiro: ¿yo? No, no, una sola.

Dueña: de acuerdo… Aquí tengo, en Cartagena, a media hora de la playa andando, una semana, una habitación individual con pensión completa, por 450 €, sale muy bien para la época en la que estamos…

Ramiro: que no, que no, habitación individual no y media pensión, que no me convence usted con lo de la pensión completa… Y, por dios, algo más cerca de la playa, que no me veo cargando con las sillas una hora.

Dueña: no, es media…

Ramiro: ya, ya, media para allá, media para acá…

Dueña: no, tiene que ser media, a la fuerza.

Ramiro: señorita, que sé sumar, que todavía no se me ha olvidado…

Dueña: ¿con baño en la habitación?

Ramiro: ¡por supuesto! Que estamos en el siglo XXI.

Dueña: no puede ser entonces.

Ramiro: ¡no! ¿Es que todavía hay hoteles que no tengan baño en la habitación?

Dueña: sí, claro.

Ramiro: ¡vaya! ¿Sale muy caro con baño?

Dueña: sí, claro.

Ramiro se remueve en la silla, está enfadado y no le gustan nada las condiciones que le ofrecen.

Dueña: ¡oh! Mire, acabo de encontrar un chollo con media pensión…

Ramiro: no me lo cuente, no me lo cuente, me lo he pensado mejor y me voy a ir a alquilar una caravana. ¡Adiós, buenas tardes!



Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay



28 septiembre 2023

El puente de nubes.

 

Microrrelato para el reto juevero propuesto por Myriam en su blog


Más relatos del reto aquí.


Cuenta la leyenda que, antes de que los ángeles tuvieran sus alas, no podían desplazarse hasta la tierra para cuidar a esas almas descarriadas que necesitaban de su ayuda. El gran ángel supremo, oídas todas sus reclamaciones, decidió crear un puente, el primer puente de la historia de la humanidad, el puente que unía el cielo con la tierra por el cual se podía bajar, pero nunca subir, a no ser que fueras un ángel.

El puente estaba creado de nubes y, si soplaba el viento, desplazaba su posición meciéndose a merced de las corrientes. A los ángeles les encantaba su puente y se balanceaban en él, pasando mucho tiempo en el mismo, jugando, riendo, y, por ende, descuidando a las almas descarriadas de la tierra que los esperaban. Tanto, tanto, tanto las descuidaron que dichas almas comenzaron a luchar entre ellas iniciándose la primera guerra en la tierra. El gran ángel supremo se enfadó muchísimo, porque esas acciones de las almas tendrían muy malas consecuencias en las sucesivas generaciones terrenales y destruyó el puente, dotando a los ángeles de alas para que, individualmente, bajaran a la tierra.

A los ángeles les gustaban sus alas, pero echaban de menos el puente, así que, con cuidado de que el gran ángel no se enterara, fueron construyendo, poco a poco, miles de puentes en la tierra. Este hecho no solo calmó su sed de juego, sino que también ayudó a los humanos a relacionarse entre sí, a unir pueblos, ciudades y países, creando lazos de unión y amistad duraderos, puentes de concordia los llaman.

Cuando el gran ángel supremo vio lo que sus ángeles habían creado en la tierra, los premió volviendo a construir el puente de nubes en el cielo pero, esta vez, sin destino a la tierra, un puente solo para ellos, para disfrutar, para descansar cuando lo necesitaran, recordándoles que no tenían que descuidar sus quehaceres.

La leyenda cuenta que si miras al cielo en un día soleado y ves muchas nubes juntas es porque los ángeles están jugando en su puente.



Mercedes Soriano Trapero
Para el "reto juevero".
Foto: pixabay



24 septiembre 2023

Juego creativo 11.


         ¡Hola!

        ¿Te animas a jugar? 


 

Antes de proponer el juego de hoy, os enseño un libro:

 



       Es un libro que nunca se terminará de leer, una persona tardaría más de un millón de siglos en terminarla. Su autor es Raymond Queneau y su título Cien mil millones de poemas, salió a la luz en 1961. “Este pequeño trabajo permite a todos componer a voluntad cien mil billones de sonetos, todos regulares, por supuesto. Después de todo, es una especie de máquina para hacer poemas, pero en cantidades limitadas; es cierto que este número, aunque limitado, proporciona lectura durante casi doscientos millones de años (lectura las veinticuatro horas del día)”, especifica Queneau en el prefacio del libro. Consta de diez sonetos nada más, pero cada verso está fragmentado lo que le permite mezclarse con el resto de poemas, formando una nueva composición y así sucesivamente. Sería como un puzle poético.

         Curioso, ¿verdad?

      En el cincuenta aniversario de la publicación de ese libro, diez autores de la literatura española lo homenajearon, creando el que os enseñó a continuación.





        Como veis, está formado por tiras de papel que se pueden combinar entre sí, una réplica del creado por Queneau.

       Por tanto, el juego creativo de hoy consiste en hacer un puzle poético, no podemos recrear el libro del que os he hablado, pero sí podemos jugar con los poemas.  Os pongo un ejemplo: he mezclado dos de mis poemas favoritos, de Garcilaso de la Vega y de Francisco de Quevedo, en concreto los tercetos de ambos sonetos, creando así una composición nueva: 


Alma a quien todo un dios prisión ha sido, 

venas que humor a tanto fuego han dado, 

medulas que han gloriosamente ardido.  

            Yo no nací sino para quereros;

       mi alma os ha cortado a su medida:  

por hábito del alma misma os quiero.

Su cuerpo dejará, no su cuidado;

serán ceniza, mas tendrá sentido;

polvo serán, mas polvo enamorado.

              Cuanto tengo confieso yo deberos;

               por vos nací, por vos tengo la vida,

    por vos he de morir y por vos muero.



        Ambos poemas tienen ciertas similitudes, tratan de amor, un amor más allá de la muerte, sonetos, once sílabas cada verso, rima consonante, tercetos encadenados (que se pierde al mezclarlos), por tanto, era una buena combinación. No han quedado mal del todo, aunque supongo que ni a Quevedo ni a Garcilaso les gustaría.

        ¿Te animas tú a mezclar poemas o versos? 

        ¡Te leo!