Mercedes, del blog Mil y una narraciones (entre otros), me invitó a escribir un relato sobre dragones. Acepté encantada, pues ya sabéis que los dragones me tienen enamorada. No quise extenderme en el mismo para que no fuera pesado, pero se me quedó, por decirlo de alguna manera, a medias, por tanto, espero algún día poder continuarlo. ¡Gracias Mercedes!
Os dejo el relato.
En un país muy lejano habitaba el último reducto de dragones que existía sobre la faz de la tierra. Y, de todos ellos, uno solo sería el encargado de encontrar otros mundos en el que los dragones pudieran vivir y desarrollarse, alejados de humanos, de contaminación y de la magia que los seres oscuros irradiaban contra ellos. Ese dragón era Tusvha, una pequeña dragona nacida de los dos dragones más fuertes del grupo, Rem, un bello dragón rojo conocido por su descomunal apariencia, su incansable lucha y su fuerza sobrenatural; y Derblue, una dragona azul y blanca que destacaba entre todos por su inteligencia, carisma y dulzura para el trato con los demás, algo que no se prodigaba mucho entre los draconianos.
Tusvha, de apenas un año de edad, aprendía de sus progenitores y esperaba, algún día, cumplir la misión que los ancestros habían depositado sobre ella. Sus escamas alternaban el rojo y el azul, como buena dragona, no había mezcla de colores de sus padres, sino que en su cuerpo había alternancia de colores, señal de que ninguno de los dos prevalecía por encima del otro. Y de la misma manera ocurría con las dotes que ambos seres le habían otorgado.
Sin embargo, los seres oscuros, conocedores del papel que Tusvha tenía para con la comunidad draconiana, querían evitar, a toda costa, que estos abandonaran la tierra, porque si eso sucedía, la magia se acabaría para siempre del planeta y ellos no podrían realizar las fechorías que lograban gracias a ella.
Un día que Tusvha volaba entre las nubes acompañaba de Derblue, de repente, una fuerte tormenta se desató en el lugar, con tan mala suerte que Derblue fue interceptada por un rayo cayendo inconsciente al suelo. Tusvha quiso volar a socorrerla, pero una inmensa red se lo impidió. Las fuerzas oscuras habían ideado ese plan para capturarla y poner fin, así, a la misión para la que se estaba preparando...
(Continuará)
Segunda parte de la historia aquí.
Mercedes Soriano Trapero
Sin duda tienes que continuarlo porque nos dejas con la miel en los labios sin saber que sucede... Pobre Tusvha. Un abrazo
ResponderEliminarSí, debo continuarlo, jeje. Gracias, Nuria.
EliminarUn abrazo. :)
Ya me había quedado dispuesta a esperar el próximo capítulo cuando descubro que ahí está, hermosa sorpresa, abrazo Themis
ResponderEliminarEsta es la primera parte, Themis, el comienzo.
EliminarGracias por pasarte.
Abrazo. :)
Los restos de dinosaurios pudieron hacer los mitos de los dragones se extendieran por todo el mundo. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, anda el hueso que descubrieron y salió ayer en TV, madre mía, medía el bichejo 25 metros de largo...
EliminarGracias por pasar.
Un abrazo. :)
Lo leí ayer en el blog de Mercedes, Merche.
ResponderEliminarDe nuevo mi enhorabuena por vuestra colaboración y por tu relato.
Un fuerte abrazo :-)
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo. :)
Hola Merche, me encantan los dragones y esta historia ya me picó la curiosidad, procedo a seguir leyendo... Abrazos.
ResponderEliminarHola, Ana, cómo tú me encantan los dragones, me parece el animal mitológico más fascinante.
EliminarGracias por leer.
Un abrazo..:)