12 junio 2023

¿Y si uso un seudónimo?

 



¿Y si uso un seudónimo?


Esta pregunta me la hice a mí misma cuando terminaba mi primer libro, pero la descarté enseguida porque, afortunadamente, en este siglo las mujeres pueden dedicarse a la literatura igual que los hombres, que era el hecho más común por lo que las escritoras usaban seudónimo. También dudé si usarlo o no porque hay una escritora con mi mismo nombre y apellido, Mercedes Soriano, y no quería que me confundieran con ella, sin embargo, mi segundo apellido, el materno, Trapero, solucionaría ese asunto. Por lo tanto, no veía otros motivos por los que tuviera que usar un seudónimo. Aunque no lo descarto, en un futuro, si algún día decidiera sacar a la luz ciertos escritos con los que no me gustaría que me identificaran, por problemas relacionados con mi profesión y demás. Al fin y al cabo, mi trabajo es lo que me da de comer y a él me debo en cuerpo y alma.

Es curioso, no obstante, el hecho de utilizar un seudónimo en lugar de tu nombre, ¿tú qué harías? Me refiero en el marco de la literatura, porque sé que hay bastante gente que no utiliza sus nombres reales en las redes sociales. Si alguien lo quiere contar, soy toda “ojos”, encantada de leeros.

Esto me ha hecho reflexionar y escribir este artículo, por ejemplo, la importancia que le damos a nuestra imagen personal y a nuestra privacidad, obvio por otra parte. Dejando a un lado las redes sociales, donde es muy común, como ya he comentado, a la hora de escribir y poner tu nombre a un libro se piensa: quiero pasar desapercibida; no quiero que se me relacione con esta obra o con este tipo de literatura; mi nombre es muy feo, no llama la atención, mejor otro, quizá extranjero que vende más… Son tantos los motivos que se pueden tener a la hora de usar un seudónimo que, quizá, no tendría ni espacio en el blog para enumerarlos. Vuelvo a repetir que si tú lo usas, me encantaría conocer tu opinión al respecto.

Hablemos, por tanto, de por qué otros escritores lo eligieron.

Es muy curioso el caso de Cecilia Böhl de Faber, escritora del siglo XIX y conocida por el seudónimo de Fernán Caballero que es también un pueblo de la provincia de Ciudad Real. Hija de escritora que usaba a su vez seudónimo, tuvo que acogerlo por lo mal visto que estaba que la mujer se dedicara a la literatura, hecho que intentó desterrar en su obra, defendiendo la educación de la mujer en todas las facetas. Eligió su seudónimo ojeando la prensa de aquella época, el pueblo de Fernán Caballero fue noticia, por un crimen pasional, en aquellos días en los que Cecilia publicaría una de sus obras en forma de folletín y necesitaba ocultar su verdadero nombre, al verlo le pareció “antiguo y caballeresco”, además de masculino y lo adoptó como seudónimo. Aunque nunca tuvo relación con este pueblo manchego.

Agatha Mary Clarissa Miller, conocida como Agatha Christie, su nombre y el apellido de su primer marido―, tuvo una gran fama gracias a sus novelas policiacas, 66 en total, sin embargo, adoptó un seudónimo al escribir novela romántica, Mary Westmacott, seis novelas en total. Quizá pensaría que su propio nombre quedaría “manchado” si el rosa aparecía sobre el negro de sus novelas. Teniendo en cuenta el siglo en el que escribía, supongo que hizo bien, aunque siempre será reconocida por las primeras.

Otro dato curioso con este tema de los seudónimos es el caso de J.K. Rowling, la muy reconocida autora de Harry Potter. En 2012 escribió una obra de misterio, El canto del cuco, la cual envió a varias editoriales bajo el seudónimo masculino de Roberth Galbraith. En un principio fue rechazada, hasta que una editorial apostó por ella. Apenas se vendieron unos cuantos ejemplares, un día se desveló la verdadera identidad de su autora, a partir de entonces la novela corrió, rauda y veloz, al número uno en ventas. Estoy de acuerdo con ella en utilizar un seudónimo, sobre todo porque, siendo tan famosa, dudaría de si su obra se vendería por buena o por su fama. Ha quedado demostrado que ha sido por lo segundo. Difícil escribir otra obra de tanta magnitud cuando su primer libro ha alcanzado tanto éxito. Con Rowling se cumple el refrán de “cría fama y échate a dormir”. Normalmente, es un refrán con connotaciones negativas, pero, en este caso, es todo lo contrario.

Y por mencionar a alguna autora contemporánea, me vienen a la cabeza dos escritoras de gran prestigio actualmente, Megan Maxwell y Alice Kellen, de esta última no se conoce ni su nombre verdadero por querer mantener ambas vidas totalmente separadas. En las dos, el seudónimo es más importante, por tanto, que su nombre real.

Y hay muchos más casos de seudónimos curiosos, muchos más escritores, incluso hombres, que los utilizan, pero no quiero extenderme más para que no resulte pesado este artículo. He citado algunos casos que me parecen muy curiosos y llamativos, y solo mujeres, por ese estigma que parece llevar la mujer en cuanto a determinadas facetas, aunque ya he comentado que ese hecho, afortunadamente, pertenece al pasado. Si tú conoces algún seudónimo curioso te animo a que lo compartas conmigo en comentarios, así como tu opinión al respecto. ¡Te leo, con o sin seudónimo!



Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay


14 comentarios:

  1. Hola Merche, muy interesante lo de los casos de mujeres que usaron seudónimo. Como bien dices, antes era necesario en el caso de las mujeres, ahora ya no. Yo siempre pongo mi nombre aunque a un lado vaya mi apodo cariñoso de Tigrilla que me ha acompañado desde que inicié en la blogósfera pero que de ninguna manera es un seudónimo. Creo que quizás llegaría a usar uno si fuera necesario por algún concurso que lo requiriera o si fuera yo a escribir algo muy cuestionable o atrevido y no quisiera que se me relacionara con el tema (un poco a lo Agatha Christie). En fin, muy interesante artículo. Saludos.

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  2. Yo escribiría con pseudónimo por la razón que has expuesto en tu primer párrafo. Ya sabes, estamos en el tiempo de la piel fina, por no decir otra cosa.

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  3. Por motivos personales no he dejado de usar mi pseudónimo en cuanto lugar publico, y ello se debe a labores con las que comparto la escritura. Sin embargo, a medida que el reconocimiento llega, es probable que llegue el momento en que deba de usar mi propio nombre, pues el pseudónimo nos preserva de la notoriedad. Y ciertamente, quien escribe suele estar muy interesado en ser reconocido. Por otro lado, sin olvidar a Stephen King, quien alguna vez usara el nombre de Richard Bachman para firmar la novela «La Larga Marcha», en algún momento entiendo que serán razones comerciales o de contratos las que fuercen a alguien a usar un pseudónimo. Es una pena: los pseudónimos tienen el encanto de lo romántico. Pero nuestra modernidad se impone. Saludos, Maestra.

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    1. Sí, el de Stephen King también lo conocía, pero no lo usé en el artículo. Y suerte con lo del seudónimo. Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)

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  4. La absurda pretensión de que somos una unidad y que estamos representados por el nombre que nos dieron en el registro civil nos priva de un enorme abanico de posibilidades.
    No somos únicos, estamos llenos de facetas y cada parte solo es importante en función del mundo en que se desarrolla.
    El seudónimo no hace responsable al todo si no a la parte que escribe. Solo el Doctor Krapp es responsable de sus escritos, no la persona con carnet de identidad que hay detrás y si adopto otro seudónimo será responsabilidad de ese seudónimo no de la totalidad que hay detrás. Creo que esa era la idea de Pessoa al crear sus heterónimos y yo la sigo porque al escribir tampoco busca fama y fortuna con mi nombre real.

    Un abrazo.

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    1. Solo en parte estoy de acuerdo contigo, comprendo tu postura. De todas formas, hoy en día, si la prensa se interesara mucho por ver quién hay detrás de ese seudónimo, al final se publicaría tu nombre completo y hasta el DNI, como dices. Y luego pasaría como "Carmen Mola".
      Gracias por tu comentario.
      Un abrazo. :)

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  5. Muy interesante este post Merche, al igual que los comentarios que provocaste. ¡Bien! Yo jamás me lo planteé, se me ocurriría (?) para aquellos escritos eróticos que te platiqué, pero sólo por algún "tal" que suele alborotarse irónicamente "cristiano". Pero no, ni por eso. Como te dije, no me limitaré.
    Oye, me gusta todo lo que abarcas!

    Abrazoooo

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    1. Hola Maty, yo creo que lo mejor siempre es ir de frente, pero, inevitablemente, siempre hay hechos que nos obligan a no ser tan sinceros o políticamente correctos... En fin, vive y deja vivir. Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)

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  6. Buen punto el que planteas, está para analizarse y pensarlo, gracias, abrazo grande

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  7. ¡Hola, Merche! Pues fíjate que es algo sobre lo que siempre he pensado y todavía no he encontrado respuesta. En tu estupendo artículo has mostrado muchas de las ventajas que ofrece, sobre todo a los que, como yo, contamos con nombres muy comunes. Hoy día lograr diferenciarte, aunque sea en esto, siempre es algo que mejora el posicionamiento en la red. Además, le da un toque cool que a algunos lectores les despierta curiosidad. También es acertado si un escritor escribe vario géneros, de esa forma puede ser identificado por dos clases de lectores. Como es el caso de Benjamin Black o John Banville según publique novela negra o novela convencional. Un abrazo!

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    1. Hola David: buen ejemplo el que citas también. Es el mismo caso que yo he planteado al principio y que no descarto si publico otro género. Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)

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