09 septiembre 2024

Una nueva vida.

 

Relato para el blog El Acervo de letras




Su mundo se había acabado, la vida que tanto le había costado construir se rompía en un segundo, mientras él se aferraba a una cuerda imaginaria.

Tenía 70 años y su compañera de vida acababa de morir, no tenía hijos, ni familia cercana con la que pudiera juntarse, por ejemplo, en una Navidad. Los amigos, si es que se podían considerar así, los contaba con los dedos de una mano y no había nadie, salvo su eterno compañero el mar, que le oyera sus penas. Debía asumirlo: estaba solo en el mundo y la soledad sería su compañera a partir de entonces.

El mar, con su fuerza, le demostraba que no podía rendirse, que debía aceptar su nueva condición y crecerse en la adversidad, ¿quién le decía que la vida se había acabado? ¿Quién le decía que estaba solo?

Volvió a casa con una ligera sonrisa en su rostro. Buscó en Internet y dio enseguida con lo que andaba buscando, eso que vio una vez, hace algunos años, anunciado en la parte trasera de un autobús: apartamentos para mayores. Una nueva vida rodeado de gente de tu edad. Llamó y le gustaron las condiciones que ofrecían: soledad acompañada lo llamaban. Tú estabas en tu casa, pero fuera de ella encontrabas a gente como tú y, sobre todo, gente dispuesta a echar una mano si así lo necesitabas. El principal problema era el dinero, no le llegaba, demasiado caro.

Esa noche no pudo dormir. Una y otra vez daba vueltas a la misma idea. Y con la entereza que dan las canas, se levantó, se vistió, hizo la maleta y se marchó en un autobús a la ciudad en la que estaban esos apartamentos extraordinarios, por suerte, no muy lejos de su mar. Entró y con la voz tomada por la emoción dijo:

Quiero un apartamento, no tengo dinero, pero esta es mi casa, aquí les doy las llaves, espero que sirva como señal y pago para el apartamento.

Sirvió, le ofrecieron un apartamento pequeño, para una sola persona, con todo lo necesario para vivir, con vistas al mar y una gran terraza para disfrutar del aire libre. En su misma planta encontró más de una persona en las mismas condiciones. Si quería tendría compañía, si quería estar solo en su apartamento viendo la televisión, podría hacerlo, nadie le pediría explicaciones, pero sabía, tenía la certeza, de que al otro lado de la pared alguien acudiría si la soledad le pesaba demasiado en algún momento.



Mercedes Soriano Trapero
Para el VadeReto


24 comentarios:

  1. Qué bonito, Merche. Me encanta como tu personaje lucha por sobreponerse a la tristeza y a la situación en que le coloca la vida y encuentra una solución a su desamparo. Una historia que va evolucionando hacia un final más optimista de lo que apuntaba el comienzo y deja muy buena sensación. Un relato genial.

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    1. Hola, Marta, muchas gracias. No pensaba que dejaba esa sensación, me alegra que te haya gustado.
      Un abrazo. :)

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  2. ¡Precioso, Merche!
    Parece que, llegada una cierta edad, la soledad es inevitable, porque, a veces, incluso teniendo familiares y amigos, cada uno atiende a sus propios problemas y te quedas tú con los tuyos. Si encima te encuentras en la situación de tu protagonista, esa Soledad se hace insostenible.
    Esos lugares que describes son, incluso, más necesarios que la pensión. Sitios que permiten Soledad y Compañía, según el momento. Pero quieren quitarles tantas cosas a los que se jubilan que, lo mismo, solo nos queda la playa.
    Felicidades. Un relato intenso y emotivo, pero llego de optimismo y esperanza. Muchas gracias.
    Abrazo grande.

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    1. Muchas gracias, José Antonio, me alegra que dé esa imagen de esperanza y optimismo.
      Un abrazo. :)

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  3. Un relato con mucha verdad por delante.
    Siempre digo que cuando llegamos a una edad y se nos va nuestra pareja nos sentimos en una soledad incierta, porque a pesar de la familia ese vacío es inmenso.
    Una oportunidad así no la dejó escapar
    Un beso, Merche.

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    1. Gracias, Campi, sí, el vacío es inmenso y la soledad se instala con mucha facilidad.
      Un abrazo. :)

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  4. Hola Merche, realmente esos apartamentos aportan a estas personas mucha compañía y como bien dices cuando lo desean soledad con esa tranquilidad de saber que siempre hay alguien al otro lado. Un relato real y necesario para muchos ancianos que se quedan solos. Me gustó mucho. Un abrazo

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    1. Hola, Nuria, muchas gracias. Sé que los hay en España, aunque poco asequibles para la realidad de la mayoría.
      Un abrazo. :)

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  5. ¡Hola, Merche! Un relato intenso y emotivo y que a pesar de todo se atisba una luz al final de túnel y me encantan los personajes llenos de resiliencia que se sobreponen a las adversidades. ¡Felicidades!
    Un abrazo gigante!

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  6. Sensible la historia, la verdad, y me llegó al alma. ¿Será nuestro destino? Felicitaciones.

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    1. Pues probablemente, quién sabe...
      Gracias, Héctor.
      Un abrazo. :)

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  7. Merche, se me arrugó el corazón. Es el destino de tantos! Y a muchos les gusta la idea, por fortuna. Yo, siento que no lo soportaría. Es una realidad que tocas con gran maestría. Enhorabuena Merche, abrazos🤗🌹

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    1. Ay, Maty, no pretendía eso... No es residencia a lo que me refiero en el relato, sino apartamentos, es algo que poco a poco va instaurándose aquí en España, pero a precios exagerados. Yo sí sé que es mi destino (si llego a esa edad, claro).
      Gracias por pasar.
      Un abrazo. :)

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  8. ¡Hola Merche! Que bonito relato. Entre tanta soledad, parece que tu personaje encontró un lugar donde ser feliz, con gente dispuesta a ayudarlo y escucharlo si lo necesita.
    Un saludo.

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  9. Me ha encantado, Merche.
    Hay un proverbio árabe que dice que cuando más oscura es la noche, más cerca está el amanecer. Mientras seguimos vivos, siempre puede haber esperanza. Otra cosa es que no queramos verla, pero tu personaje la vio y no dudó en aferrarse a ella.
    Un fuerte abrazo.

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    1. ¡Qué bonito proverbio, Estrella! Muchas gracias por dejármelo.
      Un abrazo. :)

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  10. Por lo menos a pesar de su soledad puedo encontrar un buen lugar donde sentirse acompañado y cerca del mar que le gustaba, pero es una triste realidad de tanta gente, quedarse solo después de una vida compartida con alguien y tan triste.
    Un abrazo.
    PATRICIA F.

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    1. Sí, es una triste realidad, por desgracia.
      Gracias, Patricia.
      Un abrazo. :)

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  11. Una manera inteligente de adaptarse a la soledad. Muy bueno.
    M. Cristina

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