Shhhh
Silencio.
Escuchad atentos.
No se oye el viento…
No. Se oye. El viento…
Porque, asustado,
debajo de las nubes se cobija.
No se oye al pájaro,
ni al lobo,
ni a la serpiente reptar entre la maleza.
Huyen despavoridos.
Tampoco se oyen las hojas cayendo, ni la termita afanada en su destrucción.
No hay vida.
Nadie osa interrumpir al miedo.
Escuchad y oíd, atentos,
vuestra respiración.
De improviso, el corazón se acelera.
La respiración crece.
Los latidos le acompañan.
El silencio atormenta a los oídos.
El temor lo alimenta.
Los ojos caen.
La boca se retuerce
y una mueca de pánico
adorna nuestra cara.
Shhhh
Shhhh
Silencio.
Silencio.
El cuerpo tiembla,
la cabeza imagina pesadillas
y el corazón se desboca.
Silencio…
A lo lejos creemos oír…, sonidos,
cosas que se acercan,
presencias extrañas,
seres de ultratumba
y…
De pronto…
Shhhh.
Shhhh.
Silencio.
Silencio.
Alguien te coge la mano
y el miedo, incauto, desaparece.
Sonríe.
Ya no pasa nada.
Si en la oscuridad alguien me agarra de la mano.... me daria un susto tremendo.
ResponderEliminarJeje, sí, es cierto. En el poema se refiere a alguien cercano, alguien que te ofrece su mano justamente para no tener miedo...
EliminarGracias por pasar.
Un abrazo. 🤗
Está genial, no puedes dejar de leer. Aunque coincido con Jose Casagrande, con la tensión que poco a poco va desarrollando, la primera reacción a esa mano probablemente sería la de un gran susto. Luego ya, cuando te das cuenta de que es alguien en quien confías, entonces si, ya está todo bien.
ResponderEliminarMuchas gracias, Flossy, me alegra que te guste.
EliminarUn abrazo. 🤗
Es estupendo.
ResponderEliminarMil gracias, Orlando.
EliminarUn abrazo. 🤗
Genial , Merche.
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