09 noviembre 2021

Este mundo.

 




ESTE MUNDO



No me gusta este mundo, mamá. —Soltó Paula de repente.

Su madre la miró con gesto de sorpresa y, a la vez, de preocupación. Ella estaba pintando un dibujo sobre los planetas, una tarea que le habían mandado en el colegio.

¿Te refieres al planeta que has pintado, Paula? ¿No te gusta cómo te ha salido?

No, el planeta está bien, me refiero al mundo, a la gente…

De nuevo, cara de estupefacción de Noelia, su madre, a la que Paula siempre acostumbraba a poner en esas vicisitudes por las preguntas que le hacía desde que era muy pequeña. Ya no bastaba con darle cualquier tipo de argumento, real o no, creíble o no; a sus diez años, comprendía la vida mucho mejor, quizá, que cualquier adulto. Era una niña muy sensible, con un corazón y una bondad inmensas que se preocupaba por detalles que cualquiera de los niños de sus edad no haría, es más, ni se percataría de ellos.

Pero, ¿por qué dices eso? ¿Estás bien? ¿Te ha ocurrido algo en el colegio?

Las cosas de siempre, mamá, ya sabes cómo es el colegio, pero no te preocupes, que yo estoy bien, solo que no me gusta el mundo.

Hacía un par de años, un niño de la clase de Paula sufrió acoso por otros niños mayores del colegio. Ella defendió al niño ante cualquiera; sin embargo, finalmente, él tuvo que dejar el colegio porque ya supuso un enfrentamiento entre los padres, incluso. Afortunadamente, con Paula no se metieron y las cosas, a partir de entonces, parecían marchar bien. Sus padres pertenecían a la asociación de padres del centro, justo para tener conocimiento de asuntos de ese tipo y ponerles solución antes de que se hicieran más grandes.

Paula siempre había demostrado ser más madura que los niños y niñas de su edad, pero se llevaba bien con todos, le gustaba ser amable y querida por sus compañeros y por sus amigas. Su sensibilidad y empatía la hacían ganarse el cariño de todo el que la conocía.

Y, ¿por qué no te gusta?

Noelia no sabía cómo tratar ese tema, veía feliz a su hija, no comprendía por qué, de repente, le contaba algo así.

Hay guerras, niños que pasan hambre, injusticias, asesinatos, violencia…

Ya comprendo… Pero nosotros no podemos hacer nada ante muchas de las cosas que pasan en el mundo, los gobiernos de los países son los responsables de velar por sus ciudadanos. Tú no debes sufrir más de lo necesario por esas cosas, ya que no están a nuestro alcance.

En casa siempre intentaban, tanto su marido como ella, que Paula no viera mucha televisión, ni noticias, pero era inevitable no enterarse de lo que pasaba en el mundo.

Sí, eso lo entiendo, pero por eso no comprendo que María se enfade porque hoy Laura haya llevado al colegio un vestido nuevo y, encima, se haya alegrado cuando en el recreo un niño pequeño se lo ha manchado de barro. Laura se ha ido llorando al baño y María me ha mirado con una sonrisa en la cara… Eso no está bien mamá.

Noelia esbozó una sonrisa, pensando que de los males del mundo, su hija había derivado a un episodio de lo más inocente entre niñas. No obstante, Paula pareció comprender el gesto de su madre y siguió con su reflexión.

Ya, mamá, te puede parecer una tontería, habiendo los problemas tan grandes que hay en el mundo, pero es que son hechos como ese los que producen esos males mayores: María ha tenido envidia de Laura y, además, se ha reído, burlado y alegrado de que Laura se sintiera mal porque su vestido se había manchado. El mundo está lleno de personas que tienen esos malos sentimientos como María hoy en el cole, que disfrutan haciendo el mal y que hacen mal porque sienten envidia. Los gobiernos ante eso no pueden hacer nada, mamá. Es el mundo entero el que debería hacer algo.

Ahora sí que Noelia se había quedado perpleja, ¿cómo una niña podía hacer esas reflexiones? Y tenía razón, toda la razón. Definitivamente, su hija era especial. Estaba sin palabras, no sabía qué decir. Paula, por tanto, siguió hablando.

No te asustes, mamá, yo estoy bien y soy feliz, solo me he acordado de lo que ha pasado hoy por este dibujo y estoy reflexionando, en el cole siempre nos dicen que tenemos que pensar y reflexionar…

Eso está muy bien y ¿qué harías tú, entonces, para que la gente fuera mejor?

Mamá, soy una niña, solo tengo diez años, yo no podría solucionar nada…

Afortunadamente solo tienes diez años, sí, pero quizá se te ocurre alguna solución y podemos decírselo a tu profesora para hacer algún trabajo en clase, o algo así.

Esto no se soluciona con un trabajo en clase, mamá, ¡qué cosas tienes! María seguirá teniendo envidia de Laura… Pero, quizá, sería bueno que desde pequeñitos nos enseñaran las cosas que están mal, y que nos dieran clase de amabilidad, no solo de aprender a leer y escribir, sino de prevenir la envidia.

De buenos modales quieres decir…

Sí, de buenos modales, igual que cuando nos suben las notas de clase por habernos portado bien, pues algo así, no sé… Aunque ahora que lo pienso, el resto de la clase se enfada con el que saca buena puntuación por portarse bien, y empiezan a decirle cosas feas como empollón y enchufado de la profesora… No sé, creo que eso no valdría tampoco…

Su hija tenía razón, el ser humano es complicado.

Pero tú no te pongas triste por eso, Paula, te repito que tú no puedes hacer nada, tú debes seguir siendo como eres: una niña buena.

Ya… ¿Sabes lo que le he dicho a María después de que Laura se ha ido corriendo al baño a limpiarse el barro?

¿Qué le has dicho?

Que si de verdad fuera una buena amiga suya, iría detrás de ella a ayudarle a limpiar el vestido.

¿Y María qué ha dicho?

Nada, se ha reído y se ha ido a jugar…

¿Y tú qué has hecho?

Ir con Laura, el vestido se ha quedado con la mancha, pero por lo menos ha dejado de llorar.

Pues de eso se trata Paula: no podrás solucionar el mal comportamiento de otra gente, ni las cosas malas que ocurran en el mundo, pero sí podrás preocuparte de cómo es tu comportamiento y lo que puedes hacer para que este mundo sea, cada vez más, un poquito mejor.


Mercedes Soriano Trapero



9 comentarios:

  1. A menudo, en el colegio, el profesorado me preguntaba qué quería ser de mayor. Cuando lo importante es qué clase de persona quieres ser.

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    1. Sí, eso es lo importante, la clase de persona que llegues a ser. Gracias por tu comentario. Un saludo

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  2. ¡Qué bonito! Disfruto enormemente una narración tan natural, tan de la vida diaria y que por eso mismo debiéramos considerar extraordinaria. La grandeza de este escrito está en la sencillez con que explica lo implicada que está una pequeñita con cosas importantes de la vida, los sentimientos, etc. Me ha encantado Merche, qué bueno que lo recibiste.
    Un abrazo!

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    1. Muchas gracias Maty, es la realidad de la vida como bien dices. Un abrazo. :)

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  3. Que relato mas bonito e interesante desarrollo de hija y madre. Nos haces leer siempre hasta el final. Un saludo de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.

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