22 julio 2025

Me he venido arriba.

 




Os habéis fijado en la gran cantidad de frases hechas que hay, sí, esas coletillas que decimos sin ton ni son, ¡vaya! Se me acaba de escapar una…

Su uso depende mucho del contexto y es preferible, si se utilizan, hacerlo en el lenguaje oral, en un tono coloquial, ya que en el lenguaje escrito dan sensación de pobreza léxica y ausencia de vocabulario. Aunque yo diría que es más bien lo contrario, que aportan riqueza léxica ya que hay cada frase hecha que ríete tú de Einstein con lo que sabe mi abuela de remedios caseros… ¡Vaya! ¡Otra vez!

Pues eso, lo que decía, que hay frases hechas que tienen un no sé qué, que qué sé yo… Y solo con decirlas ya te ríes, demostrando que, a veces, su uso es muy beneficioso para la salud.

Por ejemplo, estás más confundido que un camaleón en una fábrica de confeti… Ja, ja, ja, ja, no me digáis que no tiene gracia. Estás con un amigo y este te empieza a hablar de que ha conocido a una chica, pero ayer conoció a otra y que no sabe cuál le gusta más y que las dos le tiran los trastos (esta también tiene su aquel) y que no sabe qué hacer y bla, bla, bla. Lo oyes, pero no lo oyes, porque es más pesado que una vaca en brazos (esta es buena) y entonces le lanzas la frasecita: estás más confundido que un camaleón en una fábrica de confeti. Y con esto lo que quieres decir es: tío, no me des más la brasa que eres más tonto que mear contra el viento (esta no se la dices, solo lo piensas, no sea que se vaya a enfadar y te tengas que volver andando a casa y no está el horno para bollos).

Con la frase en cuestión cambias de conversación en un abrir y cerrar de ojos, vamos en un santiamén, o lo que es lo mismo, en menos que canta un gallo… Aunque esto habría que verlo, porque el gallo de mi barrio se pasa toda la noche cantando, tiene más peligro que un mono con una metralleta.

En fin, que después de soltar un par de frases de esas, o las que se tercie, te vienes arriba y ya no hay quien te frene, ni siquiera un elefante entrando a una cacharrería. Y empiezan a salir sin orden ni concierto, porque, en el fondo, estás como una cabra en un garaje… Hasta que llega el mono de turno y te corta las alas explicando a pie juntillas lo que significa de forma literal alguna de esas frases hechas.

―No me extraña que utilices esas frases hechas, el lenguaje no es lo tuyo o lo que es lo mismo no es flor para la boca de un asno.

―A otro perro con ese hueso, flor de té, porque tú tienes la lengua muy larga y yo no tengo pelos en la lengua… ¿Está claro?

Ahora me diréis que tengo más cuento que Calleja, pudiera ser, pero en lo único que pienso es en la riqueza de nuestro idioma, es como una flor en medio del desierto y es que a nadie le amarga un dulce y si este tiene que ver con las palabras y encima te ríes, pues…, ¿por qué no usarlas? Aunque, eso sí, no vayáis a escribir una novela triste, de muertes, de acción o de miedo y escribáis algo como: tengo el corazón en un puño… Créeme, ahí no sirve esa frase porque entonces todos los muertos de vuestra novela se van a levantar y van a huir de la misma como alma que lleva el diablo (y nunca mejor dicho).

Sí, yo también me voy, que ando más liada que la pata de un romano. No, lo siento, el romano no es familia mía por lo tanto no lo puedo sobornar para que me deje desliarme. ¡Hasta luego, cocodrilo! Me voy volando en mi unicornio. Nos vemos en los sueños.



Mercedes Soriano Trapero



6 comentarios:

  1. Simpática entrada y con más razón que un santo ;))
    SAludos.

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    1. Muchas gracias, Manuela.
      Esa frase hecha también es buena, jeje.
      Un abrazo..🤗

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  2. Un dicho que aún sigue muy presente... "Tienes más cuento que Calleja" excelente texto. Un gusto leerte. Un abrazo

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    1. Sí, lo menciono en el escrito, Nuria.
      Muchas gracias. Espero que vaya todo bien.
      Un abrazo. 🤗

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  3. Y si no, esa que dice "estoy más aburrido que Spiderman en un descampado". :)):))

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