Micro-realidad
Recogió los pedazos de su corazón, lentamente, sopesando el cambio que se avecinaba. Ahora no habría nadie cuando llegara a casa, nadie a la que colmar de atenciones y mimos... Pero, entonces, una idea cruzó su cabeza, nunca lo había pensado, pero así el corazón no sufriría y su amor se vería colmado: adoptaría un perro.
Mercedes Soriano Trapero
Buen compañero, para ciertos momentos. El relato me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarEs que acaso en algún sitio hay más ternura que en los ojos de los perros?
ResponderEliminarLos perros son especiales...
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo. :)