Aquella noche soñó con ella, hacía tiempo, mucho tiempo, que no le ocurría. Estaba claro que no podía olvidarla. La desazón le impedía conciliar de nuevo el sueño y se preguntaba si merecía la pena, si había merecido la pena dejarla e intentar olvidarla. Los años a su lado habían sido maravillosos, dulces... El sacrificio empezaba a ser asfixiante y sabía que ese sueño era la última prueba que su cuerpo le mandaba y…, “¿para qué?”, se preguntaba una y otra vez, “¿para qué la había dejado? ¿Por qué?”. No tenía respuestas, pero la situación estaba clara: solo había adelgazado un kilo desde que empezara el régimen y su médico le prohibiera comer su tarta favorita, esa que hasta en sueños se le aparecía.
Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay
Uf qué mal
ResponderEliminarLo tenía que pasar😉
Así es, jeje. Gracias por tu comentario 😊
EliminarSemejante sacrificio para eso. Igual es mejor comer un poquito de vez en cuando que anularla de la dieta☺️
ResponderEliminarHas jugado muy bien con el giro final. Me ha gustado. Beso.
Muchas gracias Qamar, de eso se trataba, de jugar un poco jeje
EliminarUn beso 😘
Muy bien jugado. Cómo de mal tiene que pasarlo alguien hasta reconciliarse con la báscula. Porque la sociedad lo pone bien difícil.;)
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Un abrazo. :)
EliminarQue sacrificio y que buena pinta los postres de la foto. Un Salud de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.
ResponderEliminarJajajajajaja yo ya iba por otro lado cuando me encontré con el real. No tardé mucho, por supuesto.
ResponderEliminarPero sí, menudo sacrificio. Llega a ser todo un drama si lo hablamos en serio, los estereotipos son una pesadilla.
Un abrazote!
Los sueños que ya sabes cómo son... Gracias Maty. Un abrazo. :)
EliminarHola Merche muy logrado el microrelato que nos sitúa ante las dos caras de la realidad, la dulce y la amarga. Saludos.
ResponderEliminarHola, muchas gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
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