De la escena..., ¡al micro! Wall·e.

 

     El blog del Tintero de Oro nos propone, en este mes de marzo, la novelización de una escena de una película. Y cuando me puse a pensar en alguna, a mi mente llegaron los ojos de Wall·e, una película del 2008 que me encantó, y eso he intentado recrear en mi micro: el brillo, la inocencia, la magia, de unos ojos de robot que más de un humano debería tener... Una película llena de premoniciones del futuro que nos espera y, sobre todo, de valores. Además de graciosa, emotiva y original. Debajo del micro dejo un par de vídeos de Youtube: el tráiler de la misma y la escena en la que Wall·e conoce a EVA y le enseña su contenedor. Si no la habéis visto os la aconsejo.

Los ojos de la esperanza       

 

        Wall·e llevaba una vida rutinaria en la Tierra, solo una cucaracha le hacía compañía, su mejor amiga, la cual, de vez en cuando, lo metía en algún apuro. Ella se subía encima de su manchado metal y compartía sus tareas, a veces se perdía, pero siempre encontraba el camino de vuelta a casa de su amigo. Un día, entre toneladas de basura, una pequeña planta se abría paso en la podredumbre del planeta, Wall·e la guardó junto a otros objetos que atesoraba en su pequeño contenedor. No sabía la importancia que tenía, solo le gustó.

            Encontrar la planta hizo que los humanos, refugiados en una nave en el espacio, mandaran a EVA, un dispositivo del que Wall·e quedó prendado. Sus grandes ojos de cámara quedaron iluminados por el brillo de ese robot, su mirada se dulcificó y, a pesar de no tener corazón, este se apreciaba en cada uno de sus circuitos. El objetivo de sus fabricados ojos de lente se tiñó de amor y, a partir de ese momento, la vida rutinaria de Wall·e cambió para siempre. EVA estaba programada para otro cometido, sin embargo, Wall·e hizo que sus propios circuitos cambiaran y acabó enamorándose de él. Juntos bailaron entre las estrellas la melodía de su robótico amor.

Mercedes Soriano Trapero

Para el reto del Tintero de Oro