Don Juan y su criado.

 Microteatro compuesto para el reto del microteatro de abril

Fuente: BNE

ACTO PRIMERO

Casa de Don Juan Tenorio.

Marcos.- Mi señor Don Juan, debe ayudarme, se lo ruego.

Don Juan.- ¿Qué ocurre, mi buen vasallo? ¿Qué es lo que te sobrecoge?

Marcos.- Hay una dama que me quita los desvelos y no consigo que se fije en mí. Anda en conversaciones con el criado de Don Luis Mejía y si no la consigo, ese mequetrefe se la llevará.

Don Juan.- ¿Luis Mejía? ¡No menciones ese nombre en mi presencia! Te ayudaré, solo por darme el gusto de ganarlo una vez más.

Marcos.- Se lo agradezco, señor, sabía que podía contar con vuestra merced.

Don Juan.- Esto haremos, mi gentil criado. Te citarás con la dama en la plaza, en los corredores, por la noche. Aprovechando las sombras de las columnas de los portales, me esconderé detrás de ti y te susurraré al oído lo que debes decirle para enamorarla.

Marcos.- Así se hará.

ACTO SEGUNDO

Casa de Doña Ana de Pantoja, prometida de Don Luis Mejía.

Leocadia.- (Leyendo una nota que encuentra en el portal). “Mi amada Leocadia, te espero esta noche en los portales de la plaza. Tengo que hablarle de algo con urgencia. Firmado: Marcos Ciutti”. Y este mentecato, ¿qué se habrá pensado? ¿Que podrá enamorarme? Si ya lleva detrás de mis faldas yo que sé el tiempo, ya no sé qué decirle para que se olvide de mí. No iré a la cita, así seguro que se da por enterado… Pero…, ¿y si es tan necio que ni por esas? Está bien, tendré que presentarme y le dejaré las cosas claras, más vale una palabra a tiempo, que mil a deshora…

ACTO TERCERO

Plaza, portales, a medianoche.

Marcos.- ¿Estás ahí, Leocadia mía?

Leocadia.- (Enfadada). Aquí estoy, dime ya qué quieres que tengo prisa…

Don Juan.- (Ocultado en la penumbra. Aparte para que no lo oiga su criado). Pues vaya con la dama, qué humos se gasta…

Marcos.- (A Don Juan en susurros). Mi señor, ¿qué le digo? Esta quiere volar con viento fresco.

Don Juan.- No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor…

Marcos.- No es cierto, ángel, que en este apartado, la luna es pura y se respira…

Leocadia.- ¿Qué quieres decirme, mentecato? ¿Que no soy pura?

Don Juan.- ¡Pero…, abre bien los oídos, infeliz, que de esta no sales!

Marcos.- (A Don Juan). No vaya tan rápido, señor, que mi memoria no da para más…

Don Juan.- Bellísima Leocadia, espejo y luz de mis ojos; escúchame sin enojos…

Marcos.- Bellísima Leocadia, mis ojos son un espejo en el que escuchan tus enojos…

Leocadia.- ¿Pero qué dices, imbécil? ¡No hay quién te entienda!

Don Juan.- (Con las manos en la cabeza). Pero es que no entiendes mis palabras, sordo, mira que de esta no salimos, ni tú ni yo…

Marcos.- (A Don Juan). Me pueden los nervios, me tiembla el seso…

Don Juan.- Más bien será que no tienes seso, pues ya te digo y abre bien las orejas: si sexo quieres tener, abre bien el seso o tu amada te plantará… Dile esto: amada mía…

Marcos.- Amada mía…

Don Juan.- Alma mía…

Marcos.- Alma mía…

Don Juan.- El amor que siento por ti lo atesora mi corazón y mis piernas tiemblan…

Marcos.- El amor que atesoro por ti aquí entre las piernas.

(Leocadia se vuelve enfadada y arremete contra Marcos pegándole en la cara. En ese momento descubre a Don Juan oculto entre las sombras).

Leocadia.- ¡Mentecato, sinvergüenza, que solo quieres mancillarme y para ello te traes al loco de tu amo que te sirva de palabras! ¡A otra con vuestras correrías que yo me quedo con el criado de Luis Mejía! (Se marcha).

Don Juan.- Será mejor que cierres la boca y te limites a servirme en actos, porque de lo contrario, también seré yo el que te muela a palos. ¡Vámonos! ¡Aquí ya no hay nada que hacer!

Se cierra el telón

 

Mercedes Soriano Trapero

Fotos: Biblioteca Nacional de España y pixabay