08 abril 2022

¿Eres víctima o verdugo?

 



¿Eres víctima o verdugo?

Cuando la COVID-19 llegó para trastocarnos la realidad a todo el planeta, y nos encerraba en nuestras casas y paralizaba la vida, pensaba, mientras veía en televisión cómo la gente salía a las terrazas y balcones a aplaudir a los sanitarios o al gremio que tocara ese día—, orgullosos de nuestros congéneres y dispuestos a luchar contra un virus que nos había puesto en jaque y nos amenazaba con darnos el mate…, pensaba, verdaderamente, que después de eso, el mundo sería mejor, la sociedad sería mejor, las personas serían seres humanos y no seres deshumanizados, llenos de envidia, egoísmo y malicia. Pero me equivoqué…, y eso cuando hemos asistido, en riguroso directo, a la ira de un volcán y a la locura de un dictador que se cree el dueño del mundo, sacando entonces una ola inmensa de solidaridad, mientras acumulábamos comida en casa, sin necesidad, por una huelga de transporte y discutíamos con el vecino por una caja de leche. Por un lado, sanábamos nuestra conciencia siendo solidarios; y por el otro, nos alegrábamos de que al vecino, el que nos quitó la leche, unos vándalos le rompieran el retrovisor del coche, “¡que se jo…!” pensamos… Y así con todo y este es el ejemplo que damos a los niños y jóvenes, que son el reflejo de la sociedad en la que viven y el espejo en el que se miran, repitiendo, en los colegios e institutos, patrones de conducta heredados y aprendidos de sus mayores.

Después, nosotros nos sorprendemos por ese episodio de acoso escolar que sale en las noticias y ponemos el grito en el cielo y acusamos a los padres de la víctima por ser débil; a los del acosador por ser un abusón; a los profesores por permitirlo y a la víctima, de nuevo, por permanecer en ese mismo centro incitando a los acosadores. Y todo esto mientras miramos a nuestro hijo o hija, orgullosos porque sabemos que él o ella no haría algo así, y nuestro hijo o hija, entre tanto, se desfoga matando bichos en una pantalla y pensando en lo que se han reído cuando en el pasillo han llamado ‘gorda’ a una nueva compañera. Esta, aumentando las risas, se ha refugiado en el baño a la espera de que las burlas cesaran, acobardada y sacando fuerzas de flaqueza para poder afrontar el curso que se avecina.

Y los padres, aquellos que aplaudían en el balcón, y que donaban cierta cantidad de dinero para los afectados del volcán, comienzan, delante de su hijo o hija, a dedicarle a su vecino toda una serie de insultos por quitarle la última caja de leche en el supermercado; e, incluso, amenaza con alguna fechoría en la puerta del susodicho si este vuelve a las andadas.

Hablo de la disputa por la leche, pero también podría ser por aparcar en zona de minusválidos son solo cinco minutos; cruzar la calle por dónde no se debe si nunca pasa nada; colarse en cualquier fila porque me apetece—, etc., etc., etc. Los hijos e hijas asisten a esas conductas, las aprenden y las interiorizan, repitiendo lo que sus mayores les enseñan. Estos, luego, comentan: son solo niños, es lógico que hagan trastadas… Hasta que la trastada sale en la televisión con la consecuencia de haberse llevado una vida por delante, la del niño o adolescente cuya realidad era un martirio cada vez que ponía los pies en el colegio, instituto, transporte escolar…

Ahora, después de leer la cantidad de personajes famosos que han sufrido acoso aconsejo leer este artículo:

https://www.lavanguardia.com/gente/20161009/41875265777/larga-lista-famosos-sufrieron-bullying.html —. Me pregunto: ¿cuántas personas anónimas lo habrán sufrido también? ¿Cuántos acosadores son en la actualidad adultos que viven, quizá, sin acordarse de lo ocurrido? ¿Repetirán esos modelos aprendidos en su infancia en el trabajo, en su casa…? ¿Qué secuelas psicológicas tendrán las víctimas, que, tal vez, les impiden llevar una vida normal? ¿Qué mundo esperamos ver en el futuro si esta lacra sigue aumentando?

¡Qué ilusa! Y yo que pensaba que el covid nos había hecho mejores personas cuando, sinceramente, ha sido lo contrario: el egoísmo y la envidia se imponen. “¡Qué exagerada!”, seguro que pensaréis…, nada más lejos de la realidad: todos los días veo acoso a mi alrededor, envida, egoísmo, etc., todos los días, TODOS. Y si tú eres observador, seguro que más de un ejemplo captarás… ¿Me equivoco?

Esos personajes famosos a los que he aludido antes, denunciaron lo que sufrieron para intentar paliar esta lacra. Yo también animo, desde este pequeño rincón, a que la gente anónima lo denuncie, a que saquen fuerzas y lo cuenten, a sus profesores, a sus padres… Y a aquellos “observadores” del acoso, testigos mudos y cobardes en algunos casos, que apoyen a las víctimas, que no sean indiferentes, que no solo el acosador hace daño, también la indiferencia y el ser cómplice.

Quiero, igualmente, apelar al sentido común, a los buenos valores y modales, a la amabilidad y a la buena convivencia, a que seamos humanos en todas las facetas de nuestro día a día, no solo en un momento puntual. Construyamos, entre todos, un mundo mejor, no miremos a otro lado. Vive y sé feliz, deja que tu vecino también lo sea y alégrate por lo bueno que le pueda suceder...

Mercedes Soriano Trapero

Foto: pixabay


2 comentarios:

  1. Que buen articulo, la COVID dejo que viéramos tanto lo mejor como lo peor del ser humano, pero si me tengo que decantar, me da pena decirlo, pero creo que vivimos mas bien lo malo que lo bueno, o por lo menos así lo percibí yo. Pero al final es cierto que esos tiempos hicieron que seleccionáramos muy bien y mejor, la gente que hoy día queremos que estén a nuestro lado. Un saludo de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.

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