24 mayo 2022

Mago.

 


Con su capa larga hasta los pies, su traje impoluto, negro, con pajarita roja y su sombrero de copa negro, salió al escenario, apenas diez espectadores asistían al espectáculo, cuyos aplausos quedaron sombríos en aquel teatro que, durante muchos años, había llenado. Era el momento de retirarse, lo tenía decidido, a sus 55 años ya había realizado todo lo que podía y la magia ya no le alumbraba, ni sorprendía, ni hacía sorprender, tocaba ceder el testigo a las generaciones más jóvenes, los que ahora llenaban teatros. No sabía qué haría después con su vida, la magia la había llenado y todavía no podía plantearse que ya no estuviera con ella.

En esos primeros instantes en el escenario no quiso pensar en el después y se entregó a su espectáculo, consciente de que sería el último. Lo dio todo, se entregó en cuerpo y alma, y el escaso público se lo agradeció al final poniéndose en pie mientras aplaudían.

Sonreía, pero tenía un nudo en la garganta, el que, inevitablemente, se desató cuando vio aparecer, al fondo de la sala, a su hija con un gran ramo de flores, el resto de su familia y varios magos, antiguos y actuales, a los que conocía bien, o de los que había oído nombrar en el caso de los segundos. Un nutrido grupo de personas que hizo rebosar el local con su ovación y él, sintiéndose pequeño en el escenario, agradeció enormemente, aplaudiendo a su vez y llorando, dejando que su alma se desbordara en ese momento que recordaría toda su vida.

Días después, ya más tranquilo, pero desubicado todavía al no saber qué hacer con su vida, vio el ramo que esa noche le entregó su hija. En su interior tenía un sobre que no abrió porque no se dio cuenta entonces. Lo cogió, leyó la carta que contenía y las piernas le temblaron, tuvo que sentarse pues la emoción lo embargaba. La principal escuela de magia de la ciudad le invitaba a ser profesor en la misma, para enseñar a los más jóvenes todo lo que él había aprendido en su larga vida como mago. Era lo mejor que podía ocurrirle y, tembloroso, cogió el teléfono para aceptar la segunda oportunidad que se le presentaba en su carrera profesional después de haber elegido la magia como forma de vida.


Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay

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