Bajo el manto de la luna,
arropada por sus rayos,
con el suave viento mecida,
la ninfa las notas oía
de un laúd primoroso.
Los ojos cerraba,
deleitándose con el susurro sonoro
de aquella dulce melodía.
«¿Quién será?», se preguntaba.
Y su imaginación volaba
acompañada por la música;
como un ave que por el aire
se deja llevar, así ella caminó
en busca de aquel virtuoso músico.
La luna su camino iluminaba,
ellas sus oídos prestaba,
mas no aparecía ante ella
el que sus sentidos regalaba.
«¿Será ilusión o tal vez un sueño?»,
la ninfa, abatida, se sentaba…
Y la música seguía
y el viento se la llevaba
y ella, mecida por sus notas,
al sueño se vencía,
para nunca jamás despertar.
Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay
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