Un grito resonó en la casa, lo que hizo despertar a toda la familia. Rita, en el despacho con el ordenador, no daba crédito a lo que acababa de ver. A ella acudieron su marido, Ernesto, y su hija mayor, Alba, asustados.
―¿Qué pasa, mamá? ¿Qué pasa?
Absorta en el ordenador, con la mirada fija en la pantalla y la boca abierta en un gesto de sorpresa y dolor al mismo tiempo, Rita no contestó. Su marido, entonces, miró la pantalla y sus ojos le cambiaron.
―¡Me lo cargo! ¡Me lo cargo! ¡A este sinvergüenza me lo cargo! ―Gritaba Ernesto, mientras Rita intentaba detenerlo para que no cumpliera lo que prometía.
Alba, cansada de no recibir explicaciones y viendo que las cosas se complicaban, miró también la pantalla, en ella aparecía un extracto de la tarjeta bancaria de su madre, con un descubierto de más de 3000 €. Unos gastos que, por la reacción de sus padres, ninguno de los dos había hecho. Su hermano Pedro estaba detrás de aquello, sin duda.
Los tres acudieron a la habitación de Pedro, Alba más por curiosidad que por otra cosa, Ernesto a punto de estallar y Rita, incrédula, intentando que los nervios no la desbordaran.
Fue un niño muy deseado, vino al mundo cuando los dos habían perdido la esperanza de tener un nuevo hijo, deseaban que fuera un varón y el destino se lo concedió: rubio, guapo..., un querubín que llegaba para alegrar la morada de los Rodríguez. Y así fue en sus primeros años de vida, pero al llegar a la pubertad se torció, las malas amistades, la edad, malas notas en sus estudios, les complicaron la existencia convirtiéndose en un auténtico tormento para todos. Ahora, su nueva travesura había consistido en sustraer la tarjeta a su madre y comprar todo lo que se le había antojado.
Entraron en el cuarto como un tsunami, Ernesto delante sujetado del brazo por Rita y en último lugar Alba. Pedro los esperaba en la cama, despierto, pero disimulando. A voces, le pidieron explicaciones y su respuesta les dolió.
―¡No me rayéis! ¡Yo solo tenía que tapar unos agujeros!
Entre madre e hija consiguieron retener a Ernesto para, justamente, no cargárselo. Después, con mucho dolor, cuando consiguieron tranquilizarlo, Rita, con impresionante sangre fría, llamó a la policía y denunció a su hijo. Acabaría en un reformatorio, todos lo pasarían mal, pero ese último “agujero” como él, con excesiva chulería, decía, había colmado el vaso de su paciencia e integridad como madre, padre y familia. Quizá algún día podría recuperar al querubín que fue, mientras tanto era la mejor decisión que podía tomar.
Relato escrito para el reto de Paola, escritora sin libro, para su blog.
Buen relato, e interesante descripción de cómo se desarrolla, un saludo de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo. 😊
EliminarDescribes una situación muy dura: un hijo cuya educación se les va de las manos a los padres, unos padres que denuncian a su hijo, un niño con todo lo necesario que se hace delincuente... Tu relato abarca temas muy complejos y los expones ensartándolos con mucha destreza. Buen relato.
ResponderEliminarSAludos.
Muchas gracias Manuela y gracias por pasarte por aquí. Un abrazo. 😊
EliminarUn relato triste y a la vez tan real...Hay muchas familias que están pasando por las situaciones parecidas.
ResponderEliminarLamentablemente así es, una situación difícil que, por desgracia, cada vez es más frecuente. Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)
EliminarRelato durísimo por la realidad que transmite.
EliminarImposible entender como personas nacidos en familias buenas/normales, que no provienen de una desestructurada, deciden elegir el camino malo.
Lo otro lo puedo entender, la comunidad en la que se mueve está viciada.
Ojo, hay gente muy buena criada en entornos humildes.
Le has dado un final muy bueno, el acertado. Mi mente truculenta, me estaba preparando para algo peor. Menos mal que no pasó.
Jajajaja, sí bueno, pensé algo más macabro, pero ya iba a ser demasiado duro. Gracias por tu comentario. Un abrazo. 😊
Eliminar¡Qué dura la final decisión! Y qué familiar suena el día de hoy, por desgracia.
ResponderEliminarEres buena para los retos Merche!!!
Otro abrazo...
Sí, es la realidad de la vida hoy en día, por desgracia. Muchas gracias Maty. Un abrazo. :)
Eliminar¡¡Madre mía!! Vaya situación tan dura. A veces toca tomar decisiones que no gustan, pero hay que hacerlo.
ResponderEliminarMuy buen relato. Aplausos
Hola Amaia, muchas gracias. Un abrazo. :)
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