Relato para el reto de agosto del VadeReto del blog El Acervo de Letras
La luna ha desaparecido
Con ese titular, en letra muy grande, se levantaba la prensa de todo el mundo esta mañana. Como subtítulo, las noticias agregaban que, después de tres noches de observación, científicos de todo el mundo señalaban que nuestro satélite había desaparecido, no se encontraba en ninguna de sus fases, no era visible en ningún lugar del mundo. Y la noticia, además, añadía que los océanos del planeta comenzaban a bajar la intensidad de sus mareas; el calor o el frío, según el lugar en el que te encontraras, se acusaba por momentos. Como conclusión a la misma, los científicos afirmaban que si la luna desaparecía, al planeta le quedaría muy poco tiempo de vida.
Quizá por instinto que por otra cosa, subí a la azotea de mi casa para ver si la encontraba, aunque era de día, algunas veces, podía verla, pero no, no estaba. Pensé que era una fake new, no podía ser cierto algo así…, conecté la televisión, Internet, no se hablaba de otra cosa, ¡era cierto! En un momento, leí, nervioso, las miles de noticias que el hecho había generado, así como las consecuencias de que un fenómeno de tal dimensión ocurriera. Comenzaba a inquietarme y mucho.
Siempre pensábamos que el planeta moriría definitivamente el día que el sol estallara, dentro de muchísimos millones de años; aunque el cambio climático lo fuera matando poco a poco, confiábamos en los humanos, en la ciencia, para que eso no llegara o fuera paliado progresivamente. También pensábamos que miles de virus podrían mermar al género humano e, incluso, a los animales, pero el planeta seguiría estando ahí, quizá, para otras especies. Hasta podíamos llegar a imaginarnos ser colonizados por extraterrestres o sufrir el impacto de cualquier cosa que anduviera por el espacio. Cualquier otro escenario podría ser creíble, antes del que acababa de producirse, nunca nos podríamos haber imaginado, nunca, que la luna desapareciese. ¿Por qué? Porque quizá ella siempre está ahí y siempre pensamos que va a estar ahí, hagamos lo que hagamos nosotros con la tierra, a ella le será indiferente, porque siempre estará ahí. Ningún científico había vaticinado nunca algo así, de igual modo que se hacía cada dos por tres con los meteoritos colisionando con la tierra; los alienígenas; los virus; el cambio climático; la supremacía de los robots sobre los humanos, etc. ¡NUNCA! Ningún científico, ni siquiera algún adivino de estos venido a menos (o a más), había afirmado nunca que la luna pudiese desaparecer. Y ahora, con los ojos como platos, asistimos, confundidos y alarmados, al escenario que nuestro satélite nos acaba de montar.
Justamente ayer te miraba desde mi azotea, bella, esbelta, llena, en tu mansión de noche, vigilada por tus estrellas y te hablaba de mis problemas, de mi vida, de mis amores y desamores, del dolor… Y tú parecías sonreírme con tu cara iluminada de sol y las nubes que te rozaban para hacerte cosquillas. Estabas ahí, ahí, siempre ahí para nosotros…
No puedo seguir escribiendo, me voy con el coche fuera de la ciudad, a un lugar apartado, con mis prismáticos, y esperaré a que llegue la noche y la buscaré, tiene que estar ahí, debe de estar ahí.
Día cinco sin luna.
No duermo, no descanso, me he tomado unas vacaciones anticipadas en el trabajo, casi con lo puesto salí de casa e hice no sé cuántos kilómetros buscando a la luna. Regresé cansado, triste y preocupado, muy preocupado. Me consta que el mundo entero está igual que yo. Todos hemos salido a la calle, en la noche, a buscarla, pensando que cualquier individuo normal daría con ella, ¡qué ilusos! Cuando los científicos de todo el mundo con sus potentes telescopios y sabiduría llevan detrás de ella desde casi el minuto uno de esta desagradable película. Hace calor, mucho calor. El mar casi no tiene olas. Todos empezamos a sentirnos mal. Los hospitales se han llenado con diferentes patologías, desde cuadros severos de pánico hasta dolencias que los médicos empiezan a relacionar con la ausencia de nuestro satélite. La NASA prepara, a contrarreloj, un satélite especial para rastrear el universo. Y la mayoría reza, en su lengua, al Dios que profese, y se invoca la presencia de la luna como nunca antes se había invocado. De repente, nada interesa y solo ella tiene nuestra máxima atención. Si esta situación se prolonga, todos moriremos, no sabemos cuánto tiempo nos queda y, lo que es peor, no sabemos cómo solucionar este problema. No hay vacunas, no hay tecnología, no se sabe dónde buscar, qué ha pasado, qué ha ocurrido con nuestro satélite. De repente, de la noche a la mañana y nunca mejor dicho, desapareció, igual que si dejas una chocolatina en la puerta de un colegio, igual, aunque la comparación sea odiosa. Nadie sabe nada y nada se sabe más: la luna ha desaparecido.
Día seis sin luna.
Pensaba que el hecho de que desapareciese la luna sería la situación más extraña que ocurriría en mi vida y que, probablemente, sería lo último que viviese, tal y como se estaban desarrollando los acontecimientos. Hoy he subido al desván, hacía mucho tiempo que no subía, allí no hay nada más que trastos y recuerdos malolientes de un pasado…, ¿mejor o peor? ¡Quién sabe! Al entrar he notado un olor diferente, raro, una mezcla de humedad y polvo, lo normal en un desván, pero quizá algo acusado. Al fondo, una luz plateada surgía de detrás de unas cajas. Grité preguntando si había alguien, me armé con una escoba por si era algún tipo de animal y, todavía no salgo de mi asombro, cuando una mujer, esbelta, con el cabello plateado, aparecía del fondo para llenar el desván con su luz.
―¿Quién eres? ¿Qué haces aquí y cómo has entrado?
―Soy la luna…
―¡¿Qué?!
―Créeme, es la verdad, me he transformado en una humana para visitaros. No tengas miedo y créeme.
―Tantas noticias falsas han salido ahora con este tema de la desaparición de la luna que tú has aprovechado la ocasión para colarte en mi casa y montar este numerito. Será mejor que llame a la policía.
―Ayúdame, por favor, la otra noche me hablabas de tus problemas, ¿recuerdas? Me dijiste que era bonito tener a alguien con quien hablar, alguien que te escuchara y, sin embargo, no te respondiera, daba igual, tú mismo sabías las respuestas…
―Pero…
―Yo también necesito un confidente, alguien a quien hablar de mis problemas, no me encuentro bien. Lo que los humanos estáis haciendo al planeta, también repercute en mí; lo que hacéis a los mares, repercute en mí. Y no me encuentro bien.
―Yo no…, no sé qué decir… No tenerte ahí arriba está generando muchos problemas y…
―Quizá sería bueno dar este toque de atención de vez en cuando, ¿no crees?
―Pero…
―No, tranquilo, mañana regresaré a mi puesto, he calculado el tiempo. Después de siete días, los cambios que se generarían en la tierra serían demasiado grandes para vosotros, los humanos, y las consecuencias, letales para la vida terrestre. Volveré y nadie sabrá nunca lo que ha pasado. Ahora, por favor, déjame que te hable.
―Llévame contigo…
Día siete sin luna.
Esta noche, abandonaré este mundo, no volveré a sufrir, no seguiré viendo a mis amigos hipócritas, a mi familia egoísta, a los políticos corruptos y a la sociedad sin escrúpulos que impera. Quedaros con vuestro planeta que yo me voy, me voy con ella, a nuestro satélite, a la cara oculta de la luna, esa que está resguardada del género humano. Me voy con ella porque ella así lo ha querido.
Un relato fantástico, Merche. Felicidades. Me ha parecido muy original, además, no me esperaba ese giro hacia la mitad, cuando la luna se aparece en forma de mujer. El final también me ha gustado mucho, cuando él decide dejarlo todo y marcharse con ella. Quizás el relato sirva para reflexionar un momento sobre muchas cosas que tenemos ahí, que las utilizamos o hacen su función, y que no reparamos en ellas, no le damos importancia...hasta el día en que faltan, o fallan.
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, Antonio.
EliminarSí, es una reflexión sobre esas cosas que tenemos ahí mismo y no cuidamos.
Un abrazo. :)
Hola Merche, muy buen aporte al VadeReto. Tu relato resulta sorprendente, con esa luna desaparecida que luego, en forma de mujer aparece en la tierra y se lleva a tu protagonista. Muy bueno en verdad, me gustó mucho.
ResponderEliminarHola Ana, me alegra que te haya gustado... Muchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarEsto es algo de lo más lindo que leeré, segura estoy, en muchos días. Esto es precioso y muy conmovedor Merche, casi me salen unas lagrimitas por la situación que vivimos en el mundo pero pintadita de ternura con la luna disfrazada de mujer. Lindo, precioso. Ha sido un gran regalo, muchísimas gracias! 🌹🌹🌹
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. Mil gracias, Maty. Un fuerte abrazo. :)
EliminarHola, Merche.
ResponderEliminar¡Nunca dejaréis de sorprenderme! ¡Qué grandísimo regalo!
La idea de la desaparición de la luna ya es una historia increíble, fantástica, fabulosa; pero esa transformación en mujer, necesitada de compañía y confidencias, colma de belleza y originalidad tu relato.
👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼🎩✨
Además, transmites unas necesarias reflexiones: No somos más que una canica en el universo que en cualquier momento recibiremos una patada y desapareceremos. Estamos a expensas del antojo (tal vez venganza) de la naturaleza y nos empeñamos en no cuidarla, respetarla y ser conscientes de su importancia y dependencia. Como dijo alguien, ¿por qué no cuidamos nuestro planeta si es el único que tenemos?
Por otro lado, nos conviertes en tu protagonista. Buscamos inútilmente a la compañera, la confidente, en el cielo, cuando posiblemente debamos encontrarla en nuestro interior. Esa huida a la cara oculta puede simbolizar nuestra forma de escondernos de los problemas. O, tal vez, ¿él encontró la solución?
Un grandísimo relato. Muchas gracias, Merche.
Abrazo lunático perdido
Hola José Antonio: me encantan tus comentarios, por el análisis que haces del relato, a veces reflexionas más que yo escribiéndolo, jeje. En este caso, tus reflexiones son ciertas, en la cara oculta de la luna él encontró su refugio porque, verdaderamente, no pertenecía a este mundo, la luna lo sabía y por eso aceptó llevárselo.
EliminarMil gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo. :)
Me encanta leer tus narraciones, me enganchan y me van llevando como si me volviera parte de ellas, como si fuera espectador y a veces actor de lo que está sucediendo, en esta estaba con el aire contenido mirando desde la azotea y viendo que ahí no estaba, muy buena, abrazo grande
ResponderEliminarMil gracias, Themis. Un abrazo. :)
EliminarQue buena pregunta: ¿Que hariamos sin luna?. Tu relato la responde. Seria realmente catastrofico, me parecio que de pronto se la habia tragado el gloton Jupiter. Mirare con mas detenimiento esa cara oculta a ver si logro ver a alguien caminando por alli
ResponderEliminarSeguro que encuentras a más de uno y una caminando por allí, seguro... Gracias por tus palabras y por pasarte. Un abrazo. :)
EliminarDe lo más original, Merche. No dejas de sorprenderme.
ResponderEliminarUn relato que parte de una situación impensable para mostrarnos todas las situaciones y consecuencias que acarrea.
Un fuerte abrazo :-)
Así es, Miguel.
EliminarMil gracias por tus palabras y por estar ahí.
Un fuerte abrazo. :)
Estupendo relato! Tan atractivo ese modo en que primero planteas el misterio y luego aparece el curiosísimo desenlace. Muy bueno, un aporte fresco y original. Curiosamente, yo también he tratado la desaparición de la luna… hemos coincidido :)
ResponderEliminarUn abrazo
¡Ah, sí! Ahora mismo voy a leerte... Gracias por pasarte Volarela. Un abrazo. :)
Eliminar¿Me hablas de desparecer? Quién mejor que Qamar para hablarte de sus velos negros :-) Así es la luna nueva.
ResponderEliminarHas hecho un relato lleno de misterio y lo he disfrutado de punta a punta.
Un beso enorme.
Me alegra que te haya gustado Qamar. Gracias por pasarte y por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarAngustioso relato con un genial desenlace! La verdad es que el día en que la Luna se canse de nuestras excentricidades estamos perdidos, porque el Sol ya lleva tiempo cabreado y avisando! Je, je! Un abrazote!
ResponderEliminarJajjajajaja, es verdad, el Sol hace tiempo que nos está avisando... Y, pronto, será la Luna. Gracias por pasarte. Un abrazo. :)
Eliminarfantastico!!una maravilla de relato. partiendo de una idea original ya puedes construir un relato, pero aquí nos encadenas tres. Sino ideas, giros argumentales que transforman un relato en otro. la personificación y más sorpresiva sun, ña solicitud de ayuda del protagonista.
ResponderEliminarMe ha encantado Merche. felicidades
Mil gracias Gabi. Un abrazo. :)
EliminarEstupendo relato, Merche!! Muy original, con su toque de denuncia sobre lo que le estamos haciendo al planeta y esa parte final, tan mágica me ha encantado. Un abrazo grandote!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola. Un abrazo. :)
EliminarUn relato muy original. Una luna que desaparece y se convierte en mujer. Una luna que quiere hacerno ver a la humanidad que estammos destruyendo el planeta. Una luna que teme por ella, por los efectos devastadores de nuestra irresponsablidad. Un final sorprendente dentro de la fantasía del relato. Buenísima aprotación al reto.
ResponderEliminarSaludos
Hola Jose, muchas gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarSiempre la hemos tenido con nosotros y damos por hecho que siempre estará ahí arriba. Pero ¿Y si fuese verdad que un día decide dejarnos? Ocurre con muchas otras cosas, solo nos damos cuenta de la falta que nos hacen, cuando desaparecen. Magnífico relato.
ResponderEliminarSería una pena que algún día desapareciese, es tan mágica y estos días que está más cerca de nosotros, más todavía... Gracias por pasarte. Un abrazo. :)
Eliminar¡Me encantó tu fantástico relato, Merche! ¡Felicidades! Me ha parecido muy original.
ResponderEliminarCon esa inesperada transmutación de la luna en mujer, necesitada ella también de un confidente. ¿Todos lo necesitamos, no?
Y una reflexión final que también me ha gustado mucho, cuando el personaje decide abandonar todo y marcharse con ella. Tal vez, lo que él necesitaba no era contar sus confidencias a la luna, sino a la zona oscura, a su propio interior. Tal vez lo que nosotros necesitamos es mirar un poco más en nuestro interior y valorar todo lo que está a nuestro alcance y no le damos importancia por estar siempre fácilmente disponible...hasta que ya no están.
Un abrazo de Marlen, Merche.
Hola, Marlen, has hecho una genial reflexión del relato y así es, tal como lo has descrito. Gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarSi, sin duda me creo la historia, totalmente. Una gran historia.
ResponderEliminarEspero que tu personaje haya logrado lo que aquí no conseguía.
Aplausos y abrazo grande
Hola, Amaia: seguro que sí lo consiguió. Gracias por pasarte. Un abrazo. :)
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