María se puso el pañuelo de hierbas, la camiseta de su peña,
las zapatillas deportivas y salió de su casa dispuesta a vivir, como ningún año
antes, las fiestas de su pueblo, las dirigidas a su patrona, las que tanto
disfrutaba y tantos recuerdos buenos le dejaba para el resto del año, aunque
hacía bastante que no los tenía.
Habían quedado en la plaza, para disfrutar de la orquesta
matutina y un buen baile. Para su sorpresa, llegó la primera, así que, tal como
tenían acordado, cogió sitio y esperó a que llegaran, sobre todo a los que
traían la bebida y la comida. Tras cinco minutos esperando, comenzó a
escribirles por Whatsapp, silencio absoluto, nadie le respondía, el último
mensaje que aparecía era de unas horas antes, quedando para ese mediodía.
El resto de peñas ya estaba montando su chiringuito y ella,
allí, sola, de vez en cuando saludaba a alguien y tenía que argumentar que
estaba esperando a sus amigos. Después de media hora, la espera se hacía eterna
y llamó por teléfono a una de sus amigas, teléfono apagado; probó con otra,
idéntico resultado. Llamó a todos sus amigos, incluso a los que dijeron que ese
día no iban a asistir por trabajo y no dio con ninguno, o lo tenían apagado o
no se lo cogían. Si era una broma, no le estaba gustando en absoluto, comenzaba
a enfadarse y, a la vez, preocuparse, no sabía qué pensar.
La orquesta comenzó a tocar y, de repente, los micrófonos de
la misma anunciaron que se había perdido una persona y dijeron su nombre.
Sorprendida, se acercó al escenario y cuando ya le iba a decir al cantante que
ella no estaba perdida, que los perdidos eran sus amigos, estos aparecieron por
un lateral con un puñado de globos, sombreros de colores y una banda que decía:
a la mejor amiga. Todo había sido una sorpresa y un homenaje que querían
hacerle porque ese año María había vuelto a la vida tras superar una difícil
enfermedad. El pueblo entero la aplaudió, nunca podría olvidar esas fiestas.
Has comentado algo que se me paso por alto , mal por mi parte y es el trabajo de las peñas hacen en los pueblos en fiestas.
ResponderEliminarGracias por recordarlo.
Me gusto tu aporte, espero que se repitan muchos jueves más.
Un besote. una muy feliz semana.
Hola Campirela, mandó el blog el comentario a spam pero ya le he dado el visto bueno y aparece publicado, junto con el otro. Sí, las peñas son el alma de las fiestas de los pueblos. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarNo se si subió el comentario, pero dejó otro por si acaso.
ResponderEliminarLas peñas se me paso por alto una falta grave mia ajja, pues ellas en cualquier fiesta que se aprecie son fundamentales.
Gracias por traerlas. Un beso , feliz semana.
¡Vaya Merche, no tienes quién te detenga! Has usado el factor sorpresa, y me ha encantado. Muy bueno, gracias por las sensaciones. Muuuchos abrazos! 🌹
ResponderEliminarHola Maty, gracias a ti por pasarte y por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarAhh.. entrañable relato! Muy apropiado el homenaje por parte de sus amigos luego de ese difícil trance! Un abrazo Merche.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mónica. Un abrazo. :)
EliminarTus relatos llevan a finales insospechados, no imaginados, me encantan, abrazo grande
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarHola Merche, que bonita y entrañable historia, que da un pequeño homenaje a la amistad. Recuerdo las fiestas de mi barrio y como las peñas de la barriada organizaban concursos, luego al anochecer llegaba la hora de tomar algo en el chiringuito al son de la música. Cuántos recuerdos me trae. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarHola Nuria, gracias por pasarte. Un abrazo. :)
EliminarQue mal trago debió pasar la pobre Maria inicialmente, y que susto! Pero al final llegó la agradable sorpresa! Y una fiesta inolvidable! Un abrazote!
ResponderEliminarSí, al principio lo pasó mal, pero una gran sorpresa recibió. Gracias por pasarte. Un abrazo. :)
EliminarQué hermosa y tierna historia, me ha gustado mucho Merche, un abrazo.
ResponderEliminarSusana
Muchas gracias Susana. Un abrazo. :)
EliminarUn final feliz para un relato de una historia de amistad y agradecimiento aprovechando las fiestas del pueblo en la que todos participaban.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, muchas gracias Tracy. Un abrazo. :)
EliminarComprendo el pensamiento y los buenos deseos de los amigos de María para homenajearla de esa manera después de su enfermedad, en lo personal no me gustan nada, pero nada, las fiestas sorpresa. Besos MERCHE.
ResponderEliminarA mí, depende, recuerdo que en mi último cumpleaños, en el restaurante donde comíamos, al terminar apareció una tarta con una bengala y empezaron a cantar cumpleaños feliz, todo el mundo se me quedó mirando y yo por poco salgo corriendo, no me gustó nada la verdad, lo hicieron con buena intención, pero me pareció hasta de mal gusto. Así que depende de la sorpresa. Gracias por pasarte. Un abrazo. :)
Eliminarseguro que todo un homenaje merecido. Las sorpresas son asi Un abrazo
ResponderEliminarAsí es, gracias por pasarte. Un abrazo. :)
Eliminarmuy buena historia y sobre todo muy buen final.
ResponderEliminarGenial la acumulación de angustia de la protagonista, que al principio debió de sentirse excluida. No es en sí la sorpresa final lo que puede disgustar, pero el mal trago que pasó... Supongo que el cantante estaba aleccionado de hacer el l anuncio si antes de tiempo ella de levantaba y se disponía a irse.
Finalmente, guarda buen recuerdo , o sea que lo que bien acaba...
Besoss
Muchas gracias Gabi y por pasarte. Un abrazo. :)
EliminarHola, Merche.
ResponderEliminarLa angustia inicial dio paso a la alegría del festejo. Seguro que no estuvo tan agobiada ese día que cuando estuvo enferma.
Un fuerte abrazo :-)
Hola, Miguel: un agobio distinto sufrió...
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo. :)