Relato para el Acervo de Letras
Recuerdo muy bien aquel bazar, el bazar de la tía Rosa, le llamábamos. Y no lo llamábamos así porque la persona que lo regentaba se llamaba Rosa, ni fuera la tía de ninguno de nosotros, ni de nuestros padres y/o abuelos. La tía Rosa fue una mujer que entró al bazar un lunes y no volvió a salir o eso cuenta la leyenda. Entró a primera hora de la mañana y cogió una guitarra, para su nieto amante de la música; una raqueta, para el nieto deportista y una pequeña hada para la nieta más pequeña. Después de pagar se sintió indispuesta y pidió ir al baño, nunca salió de allí y no dieron con su paradero ni dentro de la tienda ni fuera. Simplemente, desapareció.
El caso ocupó a las autoridades un buen periodo de tiempo, sin embargo, la tía Rosa no apareció. Sus nietos recogieron sus regalos, pero no jugaron con ellos pues los dejaron olvidados en sus casas tras su salida apresurada del pueblo. Las malas lenguas comenzaron a correr la voz de que la tía Rosa era una bruja y de que esa tienda era el lugar por el que ella se comunicaba con el más allá.
El bazar con todo lo que contenía se vio cerrado en cuanto esos rumores cobraron fuerza. Sus dueños emigraron del pueblo igual que la familia de la tía Rosa, alarmados por los hechos y temerosos de que alguna mente enajenada pudiera gastarles una broma muy fuera de tono.
Muchos años después, si te asomabas al escaparate podías ver todos los objetos del mismo colocados en la misma disposición de siempre y, algo que causaba admiración, sin un ápice de polvo. Daba la sensación a todos los que osábamos acercarnos allí, de que por ese bazar el tiempo no transcurría del mismo modo. Nosotros crecíamos, pero la tienda no envejecía, ni tampoco lo que en su interior guardaba.
Cuando al pueblo llegó la noticia de que los dueños habían muerto y de que esa propiedad había quedado sin herederos ya que no tenían hijos, el ayuntamiento decidió quedarse con ella e investigar lo que en ese lugar ocurría.
Hubo muchos incautos y curiosos que se atrevieron a cruzar su umbral sin ningún tipo de consecuencia, pero eso no desterró el halo de misterio que embargaba al bazar. Hasta que llegó Miguel Conseyra, experto en ufología, esoterismo y todas las ciencias que tuvieran algo que ver con el más allá, los extraterrestres, el demonio, la religión, los muertos y los vivos; y nada más entrar se quedó parado y con el aplomo que le otorgaba su gran experiencia dijo: esto no es un bazar, es un portal a otra dimensión.
La noticia voló por el país, por el mundo. Cerraron el escaparate de la tienda, acordonaron toda la zona, pusieron esbirros de seguridad en la puerta y un muro que delimitaba la casa hasta por el tejado y el bazar de la tía Rosa desapareció de nuestra vista igual que ella el día que fue a comprar regalos para sus nietos.
Y el secreto de sumario y el secretismo de las autoridades nos han impedido saber qué de cierto tenían las palabras de Miguel Conseyra. Mejor dicho, les han impedido saber porque yo sí sé lo que ocurría en ese bazar.
Mi nombre es Rosa y, simplemente, salí por la puerta de atrás de la tienda convertida en otra persona: Miguel Conseyra. Y antes había sido Luis, y mucho antes Elvira y mucho, mucho antes Adela y sí, soy una bruja y me voy paseando por el mundo convertida en aquello que me apetece según la época, según la gente. Ten cuidado, porque quizá aparezco mañana en la tienda en la que compras el pan, ¿quién sabe? La vida es así y yo aparezco cuando menos te esperas.


Muy buen relato con un final sorprendente.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ángela.
EliminarUn abrazo. 🤗
De nada.
EliminarHola, Merche. Qué buena historia, me ha encantado. Me he pasado todo el tiempo pensando qué habría pasado con la pobre Rosa. Y el final, sencillamente genial 😁
ResponderEliminarUn abrazo 🤗
Hola, Beatriz, muchas gracias. En un principio pensé llevarla a otra dimensión a través del WC, pero no quedaba bonito, jeje, así que así quedó...
EliminarUn abrazo. 🤗
Me encanta ... y ¿Quién sabe? Quizás la tía Rosa o Miguel o quienquiera que sea ahora, un día de estos aparezca en mi tienda favorita. :)
ResponderEliminarA lo mejor, Flossy, como decimos, ¿quién sabe? La vida es así de resultona.
EliminarGracias.
Un abrazo. 🤗
Ideal relato para tiempos de brujas- octubre ;) Me gustó Merche, como siempre
ResponderEliminarMuchas gracias. Sí, es muy de esta época.
EliminarUn abrazo. 🤗
¡Hola Merche! Me encantó el relato, es de esos temas que a mí me fascinan, y más porque creo en cosas "raritas". La cosa es que uno no puede despegar la vista hasta terminar con la gran sorpresa que nos regalaste. Estupendo Merche, estupendo. Un abrazo muy grande!
ResponderEliminarHola, Maty, muchas gracias. Es lo que digo al final, ¿quién sabe? Puedes pasar realmente. No conocemos todo en la vida, así que...
EliminarUn abrazo. 🤗
¡Lo sabía! Sabía que todavía siguen existiendo...
ResponderEliminarJajajajaja, gracias, Cabrónidas, por pasar. Como dicen los gallegos: "habelas hainas".
EliminarUn abrazo. :)
Una dulzura de relato con su misterios, sus habladurías y ese final que lo corona que pone la cereza en el pastel al relato. Un encanto, abrazo grande Themis
ResponderEliminarMuchas gracias, Themis.
EliminarUn fuerte abrazo. :)
¡¡¡Genialísimo, Merche!!!
ResponderEliminarQué arte más grande para convertir un Bazar, con aires de misterio, en la travesura de una Bruja aventurera. Cuando ya pensábamos que el sédetólogo se había montado una de esas paranoias típicas de programa televisivo, nos cuenta la versión real con un toque de fantasía, brujería y mucha ironía.
¡Fantástico! Me dejaste con los ojos sorpresivos y una gran sonrisa en la cara.
Muchas gracias por el disfrute y por aportarlo al VadeReto.
Abrazo Grande.
Gracias a ti por "provocarme", no pensaba que del bazar ese tan colapsado podía salir algo más que trastos, jeje, pero salió.
EliminarUn abrazo. 🤗
Hola Merche, me encanta tu propuesta para el VadeReto. Explotas muy bien el misterio de la desaparición, haces crecer las ganas de saber lo que sucedió realmente. Y bueno, ese final que descoloca completamente y cierra con efectividad el relato. Habrá que cuidarnos de ese personaje porque puede estar en cualquier lugar. Abrazo fuerte.
ResponderEliminarHola, Ana, gracias. Sí, ten cuidado que lo mismo se te aparece debajo de la cama, que está bruja es mucha bruja.
EliminarUn abrazo. 🤗
Hola, Merche. La elección de un nombre como "tía Rosa" para un personaje que no es tía de nadie, pero cuya desaparición marca la identidad del lugar, es un toque brillante que evoca esas historias que se cuentan en los pueblos, mitad verdad, mitad mito.
ResponderEliminarSorprende el giro final: la revelación de que Rosa es una bruja que cambia de identidad, pasando por Luis, Elvira, Adela y ahora Miguel Conseyra. Ese "soy una bruja y me voy paseando por el mundo" es un cierre audaz que transforma el relato.
Me habría gustado encontrar un poco más de detalle sobre cómo Rosa desapareció inicialmente o qué sintió al transformarse.
Un abrazo. 🤗
Hola, Marcos, en la escritura hay que sugerir para que el lector haga juego de su imaginación, no hay que dar tantos detalles, además tanto detalle aburre, al menos a mí.
EliminarGracias.
Un abrazo. 🤗
Es mejor no generalizar tanto, en mi opinión, claro está. Creer que las cosas van en una sola dirección es probablemente un error. Pero mi comentario no iba por ahí precisamente, si lo lees con una mentalidad abierta. Tan solo era una sugerencia bienintencionada.
EliminarAbrazo
Y mi respuesta también es bien intencionada, Marcos. Tenemos una idea diferente de la escritura, sobre gustos...
EliminarUn abrazo. 🤗
Me ha encantado Merche. Un final apoteósico. Era cierto que aquello era un portal al más allá en manos de Rosa o de cualquier otro personaje. Estupenda aportación. Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Lady.
EliminarUn abrazo. 🤗
Un relato precioso, que te engancha y no lo sueltas hasta el final. La tía Rosa acaba resultando, más que bruja, una lianta de tomo y lomo, de esos que se alimentan de la expectación e incertidumbre. Me parece una historia muy bonita y original.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, jajajaja, has pillado bien la personalidad de la tía Rosa...
EliminarGracias.
Un abrazo. :)
No he podido parar de leer esperando descubrir qué pasó con la tía Rosa.
ResponderEliminarUn bazar con una bruja que engañó a todos. No esperaba ese final en absoluto.
Un placer leerte.
Gracias Rebeca. Eso es bueno, que no pudieras parar de leer.
EliminarUn abrazo. 🤗
Un misterio resuelto de una manera magistral. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Federico.
EliminarUn abrazo. :)
Hola Merche:
ResponderEliminarme ha parecido una historia brillante con ese último giro totalmente inesperado y las preguntas de la gente que no parece tener mucha idea de lo ocurrido. Y no me extraña, porque ¿quién se va a imaginar que hay una bruja "robacaras" en la vecindad?
Un abrazo.
Hola, Mercedes, jajajajaja, bruja "robacaras", jajajaja, sí, es una buena definición, jeje.
EliminarGracias.
Un abrazo. :)
Un relato genial, Merche.
ResponderEliminarSorprendente todo el tiempo, para leer con una sonrisa de felicidad, pero con un final que aumenta la sorpresa.
Un fuerte abrazo :-)
P.D. Sólo en estos relatos, el protagonista dice qué ha sido de ella/él para que lo sepamos. Seguro que el resto de implicados lo desconoce.
Gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo. 🤗
Hola Merche
ResponderEliminarMe has tenido enganchada hasta el final. El ufólogo (no sabía que era eso), este personaje que sabe un poco de todo del "más allá", le ha dado un toco algo catastrófico al relato. Los personajes no nombrados han ido desapareciendo y la Tía Rosa, seguía siendo un misterio. No aparecía. Al final la sonrisa no ha podido quedarse escondida. ¡Caramba con las brujas traviesonas! Tiene un verdadero peligro. ¡La que monta en el pueblo con su supuesta desaparición!
Un placer leerte.
Hola, no te esperes nada de una bruja, en cualquier momento te la lía, jeje.
EliminarGracias por leerme.
Un abrazo. 🤗