Hola, el pasado jueves día 17 falleció mi padre de forma repentina. No puedo escribir en el blog de momento.
Gracias
Hola, el pasado jueves día 17 falleció mi padre de forma repentina. No puedo escribir en el blog de momento.
Gracias
María entró en la habitación, despacio, sin hacer ruido, con cautela. Por su mente volaban los recuerdos: cuando era pequeña y atravesaba esa puerta y veía cómo el sol inundaba la estancia al colarse por el gran ventanal. Se respiraba paz, igual que ahora la sentía. Sin quererlo, una lágrima resbaló por su mejilla y el tiempo se detuvo. Incapaz de avanzar un paso más, dirigió su mirada hacia el rincón en el que ella se sentaba y la vio: una niña llena de sueños leía cuentos acurrucada en una mecedora. Aquellos libros continuaban en su estante, llenos de pasado; pero no había ni rastro de los sueños. Estos, al igual que los años, se los había tragado el tiempo y ni el sol, con sus brillantes rayos, conseguía alegrar a la que ahora observaba desde la puerta.
Alguien le había dicho que abrazara a la niña que un día fue y entrar en su primera habitación era el paso inicial. Con mucho esfuerzo se sentó en aquella mecedora y cogió uno de sus cuentos. Los ojos anegados en lágrimas le impedían leer; los recuerdos la embargaban y la nostalgia le atenazaba el corazón. Allí, muchos años atrás, soñó con un futuro muy diferente al que tenía. Las malas decisiones la llevaron por caminos impetuosos. No había vuelta atrás, pero y si…
Todavía podía soñar, todavía podía escuchar a esa niña que acurrucada en su mecedora leía y soñaba. Se secó las lágrimas, cogió el móvil del bolso y con valentía marcó un número de teléfono.
―Alfredo, hola, soy yo, me despido. Mañana no vuelvo al trabajo… Sí, voy a estudiar esa carrera… Con el dinero de la venta de la casa de mis padres… Sí, pasaré a recoger mis cosas. Gracias por todo. Adiós.
Con el corazón calmado y una gran sonrisa en su rostro comentó a su yo del pasado que nunca es tarde para cumplir tus sueños.
Mercedes Soriano Trapero
Foto: canva
"En Seúl, una mujer asiste a clases de griego antiguo. Su profesor le pide que lea en voz alta pero ella permanece en silencio; ha perdido la capacidad del lenguaje, así como a su madre y la custodia de un hijo de ocho años. Su única esperanza de recuperar el habla es mediante el aprendizaje de una lengua muerta.
El profesor, que acaba de regresar a Corea después de pasar media vida en Alemania, se encuentra dividido entre dos culturas y dos lenguas. También él afronta pérdidas: su vista empeora irreversiblemente a cada día que pasa, y convive con el miedo de saber que, cuando llegue la ceguera total, perderá toda autonomía.
Con una belleza inusitada, las voces íntimas de estos dos protagonistas se intercalan y se cruzan en un momento de desesperación. ¿Será posible que encuentren en el otro el modo de salvarse, que la oscuridad dé paso a la luz y el silencio a la palabra?
La aclamada autora de La vegetariana indaga en la pérdida, la violencia y la frágil relación de nuestros sentidos con el mundo para brindarnos una carta de amor a la filosofía, la literatura y el lenguaje, pero, sobre todo, a la esencia de la conexión humana y de lo que significa sentirse vivo".
Opinión
Cuando el pasado jueves 10 de octubre se fallaba el Premio Nobel de Literatura, yo permanecía atenta al mismo por Youtube, más por curiosidad que por otra cosa, no tenía favoritos (bueno, Isabel Allende, pero ni siguiera se oía entre los favoritos). Y me sorprendió el resultado pues no había oído hablar de Han Kang (tampoco estaba entre los favoritos). Indagué un poco en ella y leí que tenía un estilo muy personal que se acercaba a la prosa poética, también ha escrito poesía. De sus libros destacaban La vegetariana, cuyo argumento no me llamó nada la atención, y este, La clase de griego, por ser el último en publicar. En su día yo estudié griego y, aunque no recuerdo casi nada, me gustó la asignatura, la disfruté, así que adquirí el e-book y lo leí.
Efectivamente, la forma de narrar se acerca a la poesía y diría, bajo mi punto de vista, que es lo único a destacar del libro, lo demás, no me gustó. No sigue una línea argumental a la hora de narrar, da saltos, no solo porque los dos protagonistas cobren voz en la trama, sino porque viaja al pasado en sus propias vidas, lo cual hace que te pierdas leyendo, tengas que leer otra vez el párrafo o aventurarte en lo siguiente sin saber muy bien cómo va. Se supone que es una historia de amor, pero esta queda tan velada por lo que a cada protagonista le ocurre que llegas al final sin saber muy bien qué ha pasado y cómo termina.
Es un libro diferente, por la forma de narrar, por cómo refleja el sufrimiento, el lirismo, pero no es un libro que den ganas de leer ni es para todo el mundo ni tampoco te engancha... Es un libro y una autora por la que una editorial ha apostado y para no perder esa apuesta o esa inversión, te la "meten" por los ojos e, incluso, quizá hicieran algún tipo de "donación" a la academia de los premios Nobel para darle el galardón y así ser conocida y vender libros, publicidad hecha por tanto (sin ir más lejos yo compré el libro y supongo que como yo, más gente, solo por el hecho de haber ganado el premio, por saber quién es y de qué va). Opinión muy personal, claro está, nunca nos enteraremos si se ha pagado por el premio ni nada por el estilo, obviamente. Pero tenía a los Nobel como un premio algo más imparcial y creo que no es así. También pensaba que el Nobel se entregaba a toda una vida dedicada a la literatura, por la obra en general de un autor/a. Es decir, a alguien de más edad, Han Kang solo tiene 53 años y ocho novelas publicadas (según wikipedia), un libro de poesía y dos ensayos. Muy poca trayectoria literaria si la comparamos con otros autores (Isabel Allende por ejemplo).
No quiero que parezca esta reseña una crítica a los Nobel ni tampoco a la escritora, Han Kang, son, simplemente, mis impresiones al respecto. Me gusta la literatura, amo los libros, siento curiosidad por los ganadores de cualquier premio (a no ser que vea que ese premio está demasiado amañado) y me gusta leer de todo, así como descubrir nuevos autores. Sin embargo, está claro que no a todos nos gustan las mismas cosas y ni siquiera tenemos por qué seguir los rumbos que una editorial nos mande. El día que la literatura, los libros, se desvinculen de los gustos de unos pocos, ganaremos en imparcialidad, en libertad y en calidad. Pero mientras el dinero esté por medio, es inevitable.
A pesar de todo, te recomiendo el libro, juzga por ti mismo/a. Además, está bien escrito, y esto siempre ayuda, y es cortito por lo que podrás leerlo en un rato.
¡Hola!
Sigamos leyendo. Si te apetece ver los libros recomendados en los retos anteriores, en la parte de arriba del blog, en páginas, tienes el enlace a los mismos.
«En los libros podemos refugiar nuestros sueños para que no se mueran de frío». Fernando Fernán Gómez
Instrucciones:
📚 A mediados de cada mes propondré un tema, un autor, una palabra, unos personajes, un número, un color, etc., aquello que cada libro que leamos tendrá en común entre todos los que participemos.
📚 La temática que exponga estará abierta hasta mediados del mes siguiente. Tienes un mes para leer el libro que elijas.
📚 Si tienes blog y te apetece hacer una reseña, me la puedes poner en comentarios y yo la añadiré a esta entrada, así todos los que participen leerán la entrada del libro que tú has elegido. Si no tienes blog, puedes dejarme en comentarios el libro que has leído, lo que te ha parecido y lo que quieras opinar del mismo. No es obligatorio dejar reseña.
📚 La propuesta para este mes (15 de octubre - 15 de noviembre) es:
Leer libros que contengan la letra L o en su título o en su autor.
📚 No añado ningún enlace con propuestas porque en Google puedes encontrar muchísimos, así no condiciono con ninguna opción de ningún sitio.
¡Leamos! ¡Espero tu libro!
Hoy en día, por suerte,
da igual el sexo que me represente,
da igual si me visto con faldas o con pantalones,
da igual, por suerte.
No tendré que firmar mis escritos con un seudónimo,
quizá algo que suene masculino,
para que me lean.
Tampoco tendré que esconderme
detrás del velo del machismo
y tampoco del feminismo
para que alguien se adentre en mis letras.
Hoy, por suerte,
las escritoras podemos firmar con nuestro nombre,
podemos publicar y salir al exterior
con el orgullo, por bandera, de nuestras letras.
Agradecidas quedamos a las que
años atrás, no contaban, por desgracia
con el beneplácito de la sociedad.
Sin embargo, algo peor se cierne hoy en día
sobre nosotras y sobre el resto de aquellos que escriben,
algo que aniquila la mente humana
y que destroza el intelecto que,
como ser humano, gozamos:
la ignorancia.
Preferir un videojuego
o quizá una red social
o la poco creativa IA
y anteponerla ante los libros
nos hará desaparecer,
hundirnos en el peor de los desprecios.
Seamos optimistas, no obstante,
siempre habrá alguien que lea,
siempre habrá alguien que ame las palabras
y sueñe con un mundo armado de libros.