Nuevas oportunidades
El día amaneció nublado, pero Karla no permitió que eso le afectara. Se vistió con su mejor sonrisa y salió a la calle dispuesta a comerse el mundo.
Caminaba radiante por la acera cuando comenzó a llover, aceleró el paso y llegó a su trabajo justo en el momento en el que arreciaba la lluvia.
Su jefe la encontró en el ascensor, se saludaron cordialmente y le pidió que la acompañara a su despacho. Una vez aquí, sin preámbulos, le soltó la noticia: estaba despedida, recortes de personal.
No pidió más explicaciones, ni siquiera intentó suplicar por una media jornada o por unas horas, Karla salió de su edificio con su mejor sonrisa: había llegado la oportunidad que tanto había esperado.
Mercedes Soriano Trapero
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