Con su tronco sinuoso
se alza en la montaña,
lo azotan los vientos
y las hojas lo zarandean.
Él, sujetado por sus raíces,
se oscila con el aire,
acomodado en la tierra
que lo llena de poder.
Su copa vibra
y las débiles hojas
parecen querer volar,
volar, volar, volar;
sin embargo, permanecen unidas,
fuertemente amarradas a su rama.
Nada lo doblega,
nada lo detiene en su crecimiento,
por su tronco navega la savia
que inunda de vida a las ramas.
Crece y crece al amparo de los años,
anclando anillos a su tronco,
siendo testigo de los siglos
y acomodando su sombra a los humanos.
Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay
Bellísimo
ResponderEliminarGracias :)
EliminarHola, Merche. Un placer saludarte y disfrutar de tu creatividad. Ya te sigo e iré viniendo
ResponderEliminarBesos 😘
Muchas gracias Qamar, seguimos en contacto, nos leemos :)
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