17 junio 2022

El árbol.

 




Con su tronco sinuoso

se alza en la montaña,

lo azotan los vientos

y las hojas lo zarandean.

Él, sujetado por sus raíces,

se oscila con el aire,

acomodado en la tierra

que lo llena de poder.

Su copa vibra

y las débiles hojas

parecen querer volar,

volar, volar, volar;

sin embargo, permanecen unidas,

fuertemente amarradas a su rama.

Nada lo doblega,

nada lo detiene en su crecimiento,

por su tronco navega la savia

que inunda de vida a las ramas.

Crece y crece al amparo de los años,

anclando anillos a su tronco,

siendo testigo de los siglos

y acomodando su sombra a los humanos.


Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay

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