¡Hola!
Hace tiempo participé en un concurso de microrrelatos relacionados con los bonsáis, una planta que siempre me ha cautivado y que me gusta mucho (además de que he tenido más de uno en mi vida). Con los participantes en dicho concurso han elaborado un libro, el cual dejo el enlace por si lo queréis leer.
Muchas gracias a la Asociación de Bonsáis Marina Alta por la iniciativa y por el trabajo de realizar el libro.
Cuenta la leyenda que, un día, en el bosque más alejado de toda civilización, en la ladera de una montaña, un majestuoso árbol luchaba por ser el mejor del bosque, por su grandeza y altura. Sus ramas, espléndidas y torneadas, competían con el resto como si fueran espadas de gloriosos guerreros, con la peculiaridad de que estaban repletas de hojas perfectas, verdes, brillantes... Imposible no fijarse en él, era el rey del bosque; pero, ese día aciago, una tormenta eléctrica rompió la tranquilidad del lugar y un mortífero rayo cayó sobre el árbol convirtiéndolo en ceniza en poco tiempo. Por suerte, no afectó al resto. Los arbustos decían que su ego lo había matado, sin embargo, los rayos del sol se habían fijado en él porque algo mucho mejor ocultaba que nadie conocía. Los demás árboles, tristes, se lamentaban por la ausencia de su maravilloso hermano y cuando ya creían que no volverían a verlo nunca más, de su tronco emergió un pequeño árbol, idéntico al que había perdido la vida, pero de dimensiones reducidas aunque con su misma belleza y espléndido porte. Bonsái lo bautizaron los demás y, efectivamente, tal como deseaba el majestuoso árbol, se convirtió en el mejor árbol del bosque, no por su gran tamaño, sino por todo lo contrario. La esencia que su espíritu desprendía lo hacía sobresalir por encima de los otros ejemplares que lo rodeaban; desde entonces, el bonsái es considerado el árbol sagrado de los bosques y de mi vida.
Mercedes Soriano Trapero
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