Ese día comenzaba las ansiadas vacaciones y solo pensaba en una cosa: salir con sus amigas. Era joven y tenía ganas de desfogar. En la primera discoteca en la que entró, se lo encontró: un chico alto, moreno, guapo, con unos pantalones vaqueros cortos y una camisa de manga larga ligeramente remangada, su tipo ideal, sin duda. Se lo comentó a sus amigas y, aunque no estaba acostumbrada a ser tan directa, a él que se fue, con una copa de más y muy poca vergüenza. El chico, además de guapo, resultó ser un verdadero encanto y le gustó y mucho.
Bailaron, bebieron y terminaron besándose, en el coche ella le quitó la camisa para comprobar de primera mano su escultural cuerpo. En el brazo, cerca del hombro, presentaba un tatuaje un poco raro, simbolizaba un monstruo, una mezcla entre una calavera y un ser extraño. No le gustó, pero nadie es perfecto, pensó. Ella se lo hubiera llevado a su apartamento, pero él la rechazó, le confesó que le había gustado y que fueran despacio, que quería conocerla más. Aquí terminó de convencerla, no era el chico superficial que aparentaba, ni mucho menos, era alguien al que también quería conocer.
Y comenzaron a salir, la relación marchaba muy bien, se gustaban mucho. El día que se acostaron por primera vez, habían estado de fiesta y ella había mezclado bebida por lo que estaba algo mareada, disfrutó del momento y se durmió enseguida, adormecida por los licores. En mitad de la noche, unos ruidos la despertaron, miró a su lado y vio que él dormía plácidamente, desnudo. Con la linterna del móvil recorrió la habitación buscando la procedencia de esos ruidos. Era una mezcla de susurros, mezclados con unos sonidos metálicos y agudos, ponían los pelos de punta. No vio nada diferente en su habitación y achacó esos ruidos a su resaca incipiente. Se marchó a la cocina y se durmió en el salón.
En las noches siguientes no pudo dormir, cuando cerraba los ojos oía esos ruidos. A él no le había comentado nada, pero una de esas noches decidió despertarlo y escuchar juntos. Él no oyó nada y no le dio importancia, le dijo que sería una pesadilla, pero ella no podía dormir.
Las noches se las pasaba en blanco y los días dormía cuando él se iba al trabajo. Los ruidos no aparecían cuando no estaba, así que empezó a sospechar que él era la causa de los mismos. Esa noche, después de cerrar los ojos, de nuevo comenzaron, lo observó bien: su respiración era normal, no roncaba y, de repente, al acercarse al tatuaje, vio cómo movía sus fauces esa cosa extraña que le hablaba:
―¡Ven! ¡Acércate!
―¿Puedes hablar?
―Déjate de ridiculeces, niñata, ¡acércate!
Asustada, nerviosa, gritó y lo despertó. Entre lágrimas, con el corazón a mil por hora, le contó lo que había pasado y él, con suma tranquilidad, se rio, lo que le sentó mal. No estaba loca, sabía lo que había oído y lo que había visto.
Tras la discusión, estuvieron una semana sin verse, pero él quiso retomar la relación y ella cayó en sus redes de nuevo. Sin embargo, no era capaz de quedarse a solas en la habitación con él, que se quitara la camisa y ver, de nuevo, ese extraño tatuaje. El exceso de bebida le jugó una mala pasada y después de caer dormida, los ruidos y la voz del tatuaje volvieron.
―Acaso pensabas que ibas a escaparte, ¡qué ilusa!
―¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? ¡Déjame tranquila y sal de mi novio!
―Ja, ja, ja, ja, ¿tu novio? ¿Salir de él? ¡Cállate, niñata! ¡Acércate!
―¡No te tengo miedo!
Ella solo pensaba en cómo él no se despertaba, porque cada vez subía más la voz, pero no daba la sensación de enterarse de nada. Ese chico le gustaba, tenía que tener todo una explicación racional, quizá era una pesadilla, quizá él tenía razón, debía enfrentarse a eso, fuera lo que fuera. Lentamente, se fue acercando, con miedo, con reparo, pero con ganas de terminar con todo. Vio cómo el tatuaje comenzaba a supurar un líquido rojo, sangre parecía, esta brotaba del brazo, de sus ojos, de su boca…; quiso tocar si eso era de verdad o solo una ilusión óptica, no se atrevió, solo siguió hipnotizada en sus ojos mientras, poco a poco, se acercaba. Cuando su nariz casi rozaba la cara del tatuaje, el brazo rotó sobre sí mismo aprisionándola y él, con los ojos cerrados, acababa con su vida.
A la mañana siguiente, al despertarse, ella yacía muerta a su lado y él, sin saber lo que había pasado, se apretó el brazo que le dolía y abandonó la habitación mientras susurraba: “otra ciudad que tenemos que abandonar, ya podías permanecer quieto, ¿no tienes suficiente con mi sangre?”.
Una semana después, los periódicos confirmaban que no había huellas y la policía desconocía al asesino; él, en la otra punta del planeta, hablaba con una chica en una discoteca.
Muy buen relato Merche! Menudo "secreto" arrastraba el chico con él, tremendo. Muy buena aportación al reto, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo!
Le salió "rana" el tatuaje, jeje. Gracias Antonio. Un abrazo. :)
EliminarUfff, Merche, nada más ver la foto del tatuaje ya me dio miedo, que terrorífico me ha parecido al imaginarlo. Y seguirá impunemente asesinando. Un placer leerte. Abrazos y felices vacaciones
ResponderEliminarMuchas gracias Nuria, felices vacaciones. Un abrazo. :)
EliminarY eso que antes de decían que los tatuajes son para toda la vida, pero este la quita.:)
ResponderEliminarJajajajaja, muy bueno, así es. Gracias por pasarte. Un abrazo. :)
EliminarHola, Merche.
ResponderEliminarYa decía yo que ese tatuaje tan mono no podía contar chistes.
Me encantó el relato. Una generosa dosis de intriga y tensión que nos va llevando, sin remisión, hacia el trágico final. Una trama que daría para una interesante historia, muy al estilo de Junji Ito. ¿No sé si lo conoces?. Es uno de los mejores mandakas de terror. Si te gusta el horror bien dibujado y con dosis sobrenaturales, esotéricas y algo siniestras, dale un vistazo.
Después de leer este relato me atrevería a tatuarme un mensaje, al modo Stevie Wonder: «Si bebes, no salgas con gente que se dibujan cosas tan raras». XD
Muchas gracias por tu participación.
Abrazooo
Hola José Antonio, no conozco a ese que me dices con el nombre tan raro..., perdona mi ignorancia, jeje, el terror no me gusta nada, ni leerlo ni escribirlo, pero a veces mi cabeza me sorprende y salen cosas como el relato.
EliminarGracias por tus palabras. Un abrazo. :)
Junji Ito es un guionista/dibujante japonés, de cómics manga. Pero si no te gusta el género, mejor no lo veas ni de pasada. Sus dibujos son bastante realistas, aunque dotados de fantasía, y pueden llegar a ser demasiado impactantes.
EliminarNuestras cabezas, afortunadamente, llevan su propio rumbo. Que nos sigan sorprendiendo con sus ideas es buena señal.
Abrazooo
¡Hola, Merche! Jo, qué relato tan disfrutable. Adoro estas historias de terror, estilo pulp, en la línea de aquellas maravillosas series tipo La dimensión desconocida o Creepshow. Historias entretenidas, con ese punto misterioso y un final que siempre es macabro, algo que me encanta en los relatos cortos. Si malo es el tatuaje, peor diría que es el muchacho. Como decía aquella frase bíblica, si tus ojos te ofenden, arráncatelos. En este caso el brazo. Un rato de lectura muy entretenido. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David: ya te he comentado en más de una ocasión que no soy nada de terror, horror, miedo, asuntos macabros, etc., pero de vez en cuando los pájaros de mi cabeza se alborotan y salen textos como este, y como no soy de enjaular a los pájaros, pues por ahí que vuelan libres. No conocía ese tipo de historias que comentas, pero ya he trasteado por la red para ver con quién me comparabas, jajajaja.
EliminarUn abrazo. :)
Me encantan estos relatos así en donde hay cierta maldad en el ambiente, el chico en cierta forma es cómplice de ese tatuaje, al menos no debería busca más víctimas... pero en fin no lo juzgo.... de pronto tiene alguna justificación. Bien narrado...
ResponderEliminarMuchas gracias Jose por pasarte y comentar. Un abrazo. :)
EliminarUy Merche, te luciste con este relato. Muy original la idea de un tatuaje que hable y encima que "mate". Nos dejas con una sensación rara, de sobrecogimiento y espanto. Te felicito, gran aporte al reto. Saludos.
ResponderEliminarGracias Ana, espero que se pase pronto ese espanto... Un abrazo. :)
EliminarEso de entrentarse a los miedos vamos a tener que revisarlos. Muchas veces es mejor darse la vuelta (como los caballitos de mar) y pies para qué os quiero. La intriga aumenta y mucho le tiene que gustar el chico para seguir con el, de modo que se intuye una atraccion antinatural que debe aportar el personaje del dibujo, mas que el que lo lleva. Eso entiendo yo, aunqueno se especifique. Cuando el factor sobrenatural entra en juego es para echarse a temblar-
ResponderEliminarAbrazo, Merche
Sí, has acertado, por ahí iban los pájaros de mi cabeza, el tatuaje ejerce cierta atracción, sobre el dueño del mismo y sobre otras personas, algo, efectivamente, sobrenatural, porque, hay que ser sinceros, yo conozco un chico, le quito la camiseta y le veo ese tatuaje y pies para que os quiero, salgo corriendo y no vuelvo en años... jjajajaja
EliminarGracias por pasarte. Un abrazo. :)
¡Vaya relato, Merche!
ResponderEliminarEs un registro que no te conocía y nos has metido de lleno en una historia que va creciendo en inquietud por no hacer caso a la primera impresión que deja el tatuaje.
Un fuerte abrazo :-)
Bueno, Miguel, efectivamente, para nada es mi registro, pero, como yo siempre digo, no freno a los pájaros de mi cabeza y si estos salen por "peteneras", como se suele decir, pues allá que nos vamos. Salga mejor o peor, nunca hay que frenar la creatividad. Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo. :)
Eliminar¡Ay Merche!, es que ha sido ver la imagen del tatuaje y presentir algo muy muy malo. Porque es terrorífico, algo tribal, algo de lo que desear estar a kilómetros de distancia. ¿Valía la pena un rollo con un chico así, por más guapo que fuera? Lo peor es que seguirá impunemente asesinando.
ResponderEliminarA pesar de que no me gusta escribir relatos de terror, has conseguido meterme en el tuyo y me has dado ganas de intentarlo. Ya veremos. Ha sido un placer leerte.
Abrazo grande.
Hola Marlen, sí, no frenes la creatividad, anímate a escribir también de terror. Si has leído los comentarios, no es para nada mi género favorito, pero a veces salen cosas, mejor o peor, pero salen. Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo. :)
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