¡Hola!
De nuevo, y ya el tercer año consecutivo, participo en la revista que la Asociación Malas Tardes realiza. Agradezco, enormemente, que mis escritos tengan cabida en ella y gusten.
Este año me costó un poco pensar el tema del que iba a versar mi artículo. Estuve barajando dos opciones, una de ellas tenía que ver con el Carnaval (famoso y de interés cultural en esta localidad manchega), pero después de llevar un párrafo escrito, no me gustó y no seguí con él; la segunda opción era esta y, bueno, creo que no quedó del todo mal. Se titula El Mester de Miguelturra y la idea era escribirlo con forma de poema como si un juglar de la Edad Media lo narrara. Ya sabemos que los juglares, en aquella época, eran la prensa escrita de hoy en día y que gracias a ellos nos ha llegado mucha literatura oral que, después, cuando apareció la imprenta, se puso por escrito (por ejemplo el Cantar de Mío Cid). La palabra "mester" fue un guiño a eso, precisamente, al Mester de Juglaría, conjunto de poesía épica transmitida por los juglares.
Os dejo con mi mester particular. Espero que os guste.
¡Gracias por leerme!
MESTER DE MIGUELTURRA
¡Escuchen vuesas Mercedes
lo que hoy les vengo a relatar!
Corría el año de 1328
cuando en el pago apodado de Malas Tardes
las huestes de los calatravos por un lado
y de la corona de Castilla por otro
se enfrentaron.
Garci López de Padilla en los primeros
y Diego Sánchez de Viezma en los segundos
encabezaron la contienda.
El de Padilla, armado con sus mesnadas,
quemó campos y arrasó sembrados
en su camino hacia Villa Real.
―¡No dejéis nada a esos villanos, solo lo nuestro defenderemos! ―Gritaba el calatravo.
Enterado de tan vil hazaña, el de Viezma, junto al alcaide Quesada,
por el camino de Peralvillo entraba
para plantar cara al que así pasaba.
Mala tarde para el calatravo que perdió y huyó herido.
―¡Alcaide, llame a los de Villa Real, el campo se quema
y aquí no puede llegar! ―Decía el de Viezma.
Y las viles huestes, ahí no se detuvieron, asolando Miguel Turra
y a lo que a su paso encontraron.
Un año después se resolvió el conflicto,
renunciando el de Padilla a su maestrazgo,
Miguel Turra ganó y perdió y él se quitó la vida, incapaz de asumir la derrota.
Como cobarde murió el que no supo defender lo que con gallardía enfrentó.
Grandes hogueras provocaron la escaramuza,
que hasta en siete ocasiones prendieron,
apodando de Miguel Turrado a lo allí acontecido,
origen del término de Miguelturra.
Y así vuesas Mercedes sabrán
que no hay otra villa de tal manera conocida
y de tan original nombre,
qué adquirió poder y hasta hoy lo mantiene.
¡Larga vida a Miguelturra y a sus hijos!
¡Larga vida a la historia que estos episodios nos narra!
¡Larga vida a los juglares que, con ganas
así lo contamos, pidiendo, una vez más,
vítores y lisonjas para mi cansado espíritu
y algún maravedí para mi pobre bolsillo!
¡Queden con dios, vuesas Mercedes,
que yo con paz me marcho a narrar otros entuertos!
Mercedes Soriano Trapero
FOTOS DE LA REVISTA
Muy bien, no es fácil utilizar el lenguaje de esa época y lo has sabido hacer genial.
ResponderEliminarAparte que nos has ilustrado del acontecimiento ajaj.
Te felicito y a seguir con estas iniciativas que son estupendas.
Un beso, buen día.
Muchísimas gracias, Campi. No esperaba menos de ti, jeje.
EliminarUn abrazo. :)
Hola Merche, te ha quedado genial los versos, no es fácil versar sobre la época, pero te quedó genial. Preciosa portada de la revista que agradezco que compartas. Un abrazo fuerte
ResponderEliminarHola, Nuria, muchas gracias.
EliminarUn abrazo. :)
Si es difícil escribir, aún más hacerlo en castellano antiguo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Federico.
EliminarUn abrazo. :)
Te quedó muy apropiado en el estilo, el lenguaje y la intención, Merche.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Mil gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo. 🤗