Le has robado el corazón al sol
y ahora pretendes embrujar a la luna.
Tienes como aliadas a las estrellas
y las nubes, por su ausencia, brillan.
Ni siquiera sabes cómo aguantarás así
y, sin embargo, a nadie temes
pues tuyo es el sol
y pronto tuya será la luna.
Acalorado Julio
apiádate de nosotros
devuelve el corazón al sol
y deja que la luna crezca.
Reparte nubes entre las estrellas
para que ellas sigan velando por nosotros
y sumerge tus días en agua clara
y tus noches en suave viento.
Agua suave, viento claro
que bendiga los campos
y mueva los árboles
mientras nosotros respiramos.
Acalorado Julio
apiádate de nosotros
devuelve el corazón al sol
y deja que la luna crezca.
Mercedes Soriano Trapero
Foto: canva
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Solo a ti se te ocurre escribirle un conjuro poético a Julio para que nos suelte del secador cósmico en el que nos tiene metidos… y encima con elegancia. Esa súplica final al sol y la luna me ha hecho sentir esperanza y bochorno al mismo tiempo. Qué bien sienta leer algo así cuando el calor derrite hasta las ideas (y conste que no me puedo quejar eh). Aplauso desde la sombra más fresca que encuentre, Merche. ¡Y que las nubes te oigan! jeje
ResponderEliminar¡Un abrazo bien fresquito desde mi guarida norteña jajaja!
Jajajajaja. Eso, tú allí protegido del temible sol, pero aquí, no te quiero contar cómo anda de libre Lorenzo, inevitable que el poema saliera así...
EliminarMuchas gracias, Miguel.
Un abrazo. :)