¡Qué desangelado me has parecido siempre!
Noviembre.
Mustio.
Triste.
Nostálgico.
A caballo entre las hojas secas
y las primeras nieves.
Entre el final
y el principio.
Entre la soledad
y el refugio de unos brazos cálidos.
Noviembre.
¡Qué desangelado me has parecido siempre!
Por tus días caminan los espíritus
de aquellos que nos amaron.
Abres la puerta de los finales
y cierras la ventana de los inicios.
Mustio.
Triste.
Nostálgico.
Apenas duran tus días
que de noches se llenan.
Y la luz se pierde
al fondo de tus treinta días.
Noviembre.
¡Qué desangelado me has parecido siempre!
Quizá solo hay que parpadear
para quitar el miedo de tus pupilas;
sonreír para desterrar
la tristeza por siempre de tus labios;
y hacer que el corazón sueñe
con esperanzas y alegrías.
Quizá, noviembre, solo te falta eso.
Transformar tu nostalgia en alegría;
tu tristeza en esperanza
y tus treinta días en felicidad.
Quizá, noviembre, solo hay que desearlo.
Quizá...
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