Una última broma
"¡Una broma! ¡Solo una última broma!", gritó el condenado a muerte cuando se dirigía al patíbulo. El público asistente a la ejecución se miraba extrañado: "¿qué dice este loco?", repetían. Había quien reía, los que se sorprendían y también los que gritaban a sus verdugos que le concedieran su última voluntad. Finalmente, esta propuesta se extendió entre los asistentes hasta llegar al patíbulo. Los verdugos, coaccionados por el clamor popular, aceptaron. El hombre pidió entonces que le quitaran la soga que ya tenía al cuello y la que rodeaba sus muñecas. Un silencio sepulcral inundó el lugar y el condenado, sin saber cómo, cogió la cuerda destinada a su cuello, la echó al aire y trepó por ella, mientras todos miraban hacia arriba con signos de asombro en sus rostros. Los verdugos se miraron, no podría escapar y, sin embargo, desapareció, mientras el eco repetía: "ahí tenéis vuestra broma, broma, broma".
Mercedes Soriano Trapero
Al final está claro que el que ríe último ríe mejor. El reo por lo menos era pariente cercano de Houdini. :)
ResponderEliminarSí, quizá era hasta el propio Houdini, jeje.
EliminarGracias.
Un abrazo. :)
¡Merche!
ResponderEliminarNo sé si esto era un relato breve o una ilusión cuidadosamente colocada… pero me ha dejado con la mirada fija hacia arriba, igual que a la multitud.
Lo que empieza como ejecución se transforma en escena de escapismo imposible, con ese giro que no se explica, pero se siente. Como si la lógica se hubiera rendido ante el deseo colectivo de una última voluntad… y ahí es donde todo se desata.
El final me encanta. Ese eco —“broma, broma, broma”— no suena solo como despedida, suena como una carcajada suspendida en el aire… o algo que no necesita explicación.
Esto sí que es una última voluntad bien pedida. Y pensar que algunos la aplican día a día, y ni nos damos cuenta...
¡Un abrazo, compañera! ¡Me has dejado con tortícolis, que lo sepas!
Ayyy, lamento tu dolor de cuello, no era mi intención, jajajajaja.
EliminarGracias, Miguel.
Un abrazo. :)
Jajajaja perdón, pero me río de la tortícolis de Miguel que se que no era intencional, Merche. Menuda broma, eh? Un buen acto de escapismo a un muy buen estilo. Cuidado, que por reírme del cuello de Miguel el mío está por torcerse. Un abrazo Merche ☺️😘
ResponderEliminarEste Miguel siempre haciendo de las suyas y luego nos echa la culpa a las demás, jeje.
EliminarGracias, Maty.
Un abrazo. :)
jajajajajaaj, excelente bromita que se mando, muy bueno Merche no pude ni vislumbrar de que se iba a tratar, me encanta eso. Abrazo bien grande Themis
ResponderEliminarMuchas gracias, Themis.
EliminarUn abrazo. :)
Una lección magistral de magia... o de práctica de la hipnosis colectiva, por ejemplo. Qué buen micro, Merche. ¿Qué visión tienes tu sobre la desaparición del reo?
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Marcos, pues una mezcla de magia e ilusionismo, esa es la idea que tuve en su momento.
EliminarGracias por pasar.
Un abrazo. :)
¡Qué bueno, Merche!
ResponderEliminarUna broma a tiempo puede salvarte la vida. Una gran lección (de ilusionismo).
Un fuerte abrazo :-)
Hay que saber todo, porque nunca se sabe cuándo lo vas a necesitar.
EliminarGracias, Miguel.
Un abrazo. 🤗
Los "inocentes" verdugos! Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Federico.
EliminarUn abrazo. :)