08 septiembre 2022

Tus ojos.

 




Llegaría en media hora y todavía no había decidido qué ponerse. Su cuarto lo demostraba: la cama llena de ropa, el suelo, la butaca, la mesa…, toda la habitación estaba inundada de ropa. No había nada que le gustase, se había probado veinte conjuntos y ninguno le encajaba.

Solo quedaban quince minutos y todavía no se había decidido, nunca había dudado tanto; entonces, lo vio, en un rincón del armario, un sencillo vestido blanco, llevaba años sin ponérselo, anudado en la cintura con una cinta del mismo color, manga francesa, tres botones en el escote y un largo adecuado, justo por debajo de la rodilla, ni demasiado provocativo ni demasiado recatado… Decidido, eso se pondría, y, además, la mejor de sus sonrisas.

Cuando él llegó, no se fijó en su vestido, que tanto le había costado elegir, ni en sus sencillos zapatos blancos, ni en su cuidado peinado, ni siquiera en su bella sonrisa, puesta ahí para él…; nada de eso llamó su atención, ni siquiera hizo algún comentario al respecto, nada, porque en lo único en que él se fijó, lo único que él ansiaba mirar, eran sus ojos, su mirada, y aquello que comunicaban: “te he echado de menos”… Lo demás no importaba.


Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay
(Relato incluido en el libro Solo el amor)

4 comentarios:

  1. Una profundidad aplastante para un bellísimo escrito. Qué maravilla. Me encanta. Un abrazo

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    1. Gracias Nuria, me animan tus palabras, no sabes cuánto. Te lo agradezco. 😘

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  2. Respuestas
    1. Muchas gracias y gracias por tu comentario. Pásate por aquí cuando quieras, estás en tu casa. 😘

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