Con este microrrelato participo en el reto del blog El Tintero de Oro.
La emoción que me ha inspirado ha sido el aburrimiento.
Aquel día estaba resultando el más largo de su corta vida. Terminar las clases, los exámenes, la liberación de no ver a los profesores y a algunos compañeros odiosos…, tanto lo deseaba que el primer día de las vacaciones se había convertido en un aburrimiento. Sus amigas ya se habían marchado a sus casas de verano, ella no tenía, en el pueblo no había nada interesante y, para colmo, por culpa de la sequía, la piscina estaba cerrada. ¿Se podía tener más mala suerte? Y, sobre todo, ¿se podía estar más aburrida?
“Y solo son las ocho”, pensaba Ángela, “a este paso me iré a dormir antes que mis hermanos pequeños”. En esas divagaciones estaba cuando sonó el timbre de la puerta.
―Ya abro yo. ―Gritó Ángela desde el salón para que su madre no fuera a abrir.
―¿En serio? Pero si nunca quieres abrir, ―contestó su madre desde la cocina.
Ángela se quedó petrificada cuando abrió, no había nadie, pero, abajo, en el escalón, una rosa roja descansaba junto a una nota. Su imaginación se desbordó, pensando en si su amor platónico del Instituto dejaba de serlo al fin.
―¿Quién es, Ángela?
Al ver que la niña no contestaba, se acercó. Ella, embobada, miraba la rosa desde arriba.
―Anda, ¿y esto? Trae una nota, vamos a leerla.
―¡No!
―¿Por qué? No seas tonta…
Por fin, la madre la leyó. “Para Isabel”, decía en primer lugar, junto a una declaración de amor. Alguien se había equivocado de puerta.
Ayyyy lo que le faltaba, pobrecilla!
ResponderEliminarMe gustó mucho el relato Merche, porque habla de algo que no es tan bueno pero que es parte de la vida y así es como crecemos, enfrentándonos hasta al aburrimiento y pasando por todas las edades.
Gracias Maty, los problemas de la pubertad, ya sabes... Un abrazo. :)
Eliminar¡Hola, Merche! Ja, ja, ja... Tras el punto final he imaginado la cara de desilusión de la joven. Bueno, podría haber sido peor. La flor podría haber sido enviada a su madre y entonces si que la muchacha se hubiera encerrado en su habitación el resto del verano.
ResponderEliminarUn micro que muestras una situación emocional que todos la hemos sentido, la de la calma después de la tormenta. Sabina, en una canción, dijo algo como "perdido como un quinto en día de permiso". La sacó cuando yo estaba haciendo la mili y creo que encaja también en ese vacío existencial cuando el estrés y el trajín diario se acaba, y con él todo aquello que ocupaba nuestro tiempo, tiempo que ahora se queda huérfano de actividad. Un abrazo!
Hola David, hay que acostumbrarse a las desilusiones porque la vida está llena de ellas... Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)
EliminarLa vida, al igual que da alegrías, también ofrece decepciones. Está bien que la chiquilla lo aprenda cuando antes.
ResponderEliminarSí, como he dicho a David más arriba, hay que acostumbrarse a las desilusiones de la vida, que hay muchas. Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)
EliminarAyayayayay del aburrimiento a la sorpresa, y de la sorpresa a la decepción.
ResponderEliminarVaya verano más largo y tedioso le espera. Pobrecica.
Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)
EliminarHola, Merche, vaya decepción la de Ángela. Parece que le espera un largo verano con el aburrimiento a cuestas. Quién se lo iba a decir con las ganas que se tienen de terminar los exámenes.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola María Pilar, a ver si se aficiona a la lectura y a la escritura, jeje, no hay mal que por bien no venga. Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)
EliminarMuy buen relato Merche! Pobrecilla, para una cosa interesante que le podía pasar...Muy original ese final! Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Antonio. Un abrazo. :)
Eliminar¡Ay, pobrecita! ¡Qué decepción! Un micro estupendo, Merche. Reflejas muy bien el aburrimiento de la niña y su impotencia y nos haces sentirlo con ella. Me ha gustado mucho. Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias Marta, un abrazo. :)
Eliminar¡Noooooo, pobreta chicuelina! Qué cruel es la vida, ¿verdad?
ResponderEliminarGenial relato, Merche.
Como le digo muchas veces a mis alumnos: los errores son la base del aprendizaje.
Tu historia me ha recordados casos parecidos que me suelen suceder. No, ya no me mandan cartitas de enamoradas. 😝 Pero, cuando voy por la calle, me saludan o me dicen algo, gente que no creo conocer; luego resulta que se están comunicando con alguien que está detrás de mí. Pero yo devuelvo el saludo, ¡eh! 😁
Felicidades, una historia llena de sentimientos.
Un ABRAZO sin equivocación.
jeje, muchas gracias José Antonio, un fuerte abrazo. :)
EliminarEs la edad de las desilusiones por el exceso de ilusiones. Vamos aprendiendo. Terrible sería que esa misma tarde conociera a Isabel.. Me ha gustado mucho. Un abrazo
ResponderEliminarjajajajaja, sin duda... Muchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarMe he sentido reflejada en un tiempo, pobre . Muy bueno
ResponderEliminarMuchas gracias Cris. Un abrazo. :)
EliminarPobre Ángela, imagino su cara entre tantos sentimientos encontrados: aburrimiento, sorpresa, alegría, curiosidad, ilusión y desilusión al mismo tiempo, muy buen micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Muchas gracias Patricia. Un abrazo. :)
EliminarHola Merche,
ResponderEliminarMe ha encantado el relato. Cómo la protagonista pasa por diferentes emociones hasta que esa nota acaba desilusionándola por completo. Que llamen a tu puerta, te dejen una rosa roja, te dé un vuelco el corazón pensando que por fin el objeto de tu amor se ha dado por enterado y después una maldita nota lo arruine todo... No hay derecho. A veces las palabras, como en este caso, están de más. ¿Qué falta hacía una nota? ¿No podía haber dejado la rosa y que la pobre Ángela hubiese seguido soñando en paz?
Muy buen trabajo.
Un fuerte abrazo.
Pues sí, jeje, sin nota hubiese estado mejor... Gracias por tu comentario Estrella. Un abrazo. :)
EliminarPobrecita, la nota no era para ella... Uf, cuantas emociones Merche, excelente aporte para el tintero. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Nuria. Un abrazo. :)
EliminarHola Merche, sin duda habian empezado las vacaciones regular y el día no acabaria mejor. Bien escrito a ver si las vacaciones mejoran. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarGran relato, Merche donde son muchas las emociones y situaciones en nosotros que suman y forman la Vida. Felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo gigante!
Muchas gracias Yolanda. Un abrazo. :)
EliminarEn un momento has cubierto un relato lleno de emociones hasta que, al final, la decepción. Pero fue bonito mientras duró, ¿no?
ResponderEliminarMagnífico relato, Merche.
Un besazo.
Muchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarLa principal moraleja de tu relato es que el aburrimiento está injustamente denostado. Estar aburrida le permitió a tu protagonista crearse toda una película con su amor platónico y que su corazón latiera a toda velocidad..., aunque solo fuera unos segundos. Si hubiera estado en la piscina no habría escuchado el timbre, y se habría perdido la maravillosa sensación de ilusionarse por un momento con algo maravilloso.
ResponderEliminarAunque luego acabara en nada, ese ratito del ¿y si...? es sencillamente mágico. Bien resuelto, Merche.
Muchas gracias Matilde. Un abrazo. :)
EliminarAburrimiento y encima desilusión. Pobrecita Ángela!
ResponderEliminarEstupendo relato lleno de emociones e inesperado final.
Siempre es un gusto leerte, Merche
Besos.
Muchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarBueno, aún tiene a su amor platónico. Quizá se anime a darle pistas
ResponderEliminarQue pueden acabar en otra decepción, o no...
Isabel es el nombre falso que su madre divorciada ha dado a su nuevo pretendiente, no?
Las decepciones no se reducen a la adolescencia, ya no duelen tanto, porque a todo se acostumbra uno.
Abraz
jajajaja, sí, es verdad, es el nombre falso, jajajaja. Muchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarUn gran decepción, ni modo, abundan en esta vida cuando tenemos expectativas, abrazo grande, muy bueno
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo. :)
EliminarCuando uno es joven, las emociones se magnifican, se sufren o se saborean como si tuvieramos un lente de aumento para ellas. Me gustó mucho el relato, muy acorde al reto. Enhorabuena Merche. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana. Un abrazo. :)
EliminarHola, Merche. Menudo cúmulo de emociones, como una montaña rusa, jajaja, pobre Ángela, al final todo está en su contra.
ResponderEliminarMuy logrado el micro, es un torbellino que no deja respirar.
Un abrazo!
Gracias Pepe. Un abrazo. :)
EliminarOooooooh! Que sensaciones más intensas en tan poco tiempo! Esa gran ilusión seguida de una mayor decepción! Un abrazote!
ResponderEliminarGracias. Un abrazo. :)
EliminarEl aburrimiento lo has descrito de maravilla, al igual que la ilusión y la desilusión.
ResponderEliminarBuen relato, Merche. Un abrazo.
Muchas gracias Mila. Un abrazo. :)
EliminarMuchas veces, lo que ansiamos, termina resultando ser peor que lo que tenemos, y es ahí cuando valoramos las cosas en su real contexto.
ResponderEliminarUn buen micro, que sorprende al final, pero lamentablemente para ella, la mala racha continua, ja, ja. Grato mes de junio Merche.
Así es, jeje. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarTres desilusiones seguidas para la pobre, Merche.
ResponderEliminarDespués de anhelar las vacaciones y ver el hueco que le dejaba, la aparición de un aburrimiento que presagiaba un verano plano, ahora esta, la más grande de todas la invade. Pobre Ángela.
Un fuerte abrazo :-)
Hola Miguel, así es como alguien se hace fuerte, a base de desilusiones y realidad, jeje. Gracias por tu comentario. Un abrazo. :)
EliminarPobreta! muy bien transmitidas las emociones del relato, es fácil empatizar con tu protagonista. un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo. :)
Eliminar¡Qué bueno, Merche! Vete tú a saber si Ángela se convirtió ese verano en una escritora, el aburrimiento tiene su parte buena, seguro. Desilusionada, pero solo estaba comenzando el verano para la chiquela.
ResponderEliminarMuchas gracias Tara. Un abrazo. :)
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