Frente al lago, la nariz de un extraño pez se alzaba sobre el agua. La ninfa, sentada en la orilla, removía el agua con sus delicados pies, mientras el pez danzaba en cada uno de los círculos que el agua hacía con el vaivén de la ninfa.
—Acércate, —le indicaba, curiosa, la ninfa.
Y el pez seguía bailando con el agua, con las olas que ella provocaba.
—Ven, acércate aquí. —Insistía—.
Y el pez la ignoraba.
Pero, de pronto, un pajarillo apareció volando y se posó en su hombro.
—No lo llames, ninfa, pues si detiene su baile te comerá, —le susurró al oído.
La ninfa, asustada, creyó al pajarillo y sus pies extrajo del lago.
El pez, triste, saltó por encima del agua y al pajarillo, que había iniciado el vuelo, de un trago se lo comió. Al volver al agua, a la ninfa, que asustada lo miraba, le dijo:
—No creas a esos infelices, no te haré daño, si no me provocas, sigue moviendo el agua, por favor, quiero seguir bailando.
La ninfa, temerosa, metió un pie en el lago y siguió realizando olas para que el pez danzara en sus vaivenes.
El pez se lo agradeció bailando y la ninfa sonrió, olvidándose de lo que el pájaro de mal agüero le había dicho.
No juzgues por lo que otros te digan, ni por su apariencia, cada uno es lo que su vida le ha marcado, ni más ni menos.
Qué gran relato, Merche, esa moraleja está genial, "ni más ni menos" así es nuestra vida. Esto me ha recordado a un juego que solía hacer en una de las clases a las que asistía; ver una fotografía, ir pasando de mano en mano y nadie veía lo mismo. En tu relato nos dejas también, que pese a las mentiras o juicios, se puede obviar todo y seguir confiando en la intuición.
ResponderEliminarMuy bueno y aleccionador.
Un abrazo.
Hola, Mila, muchas gracias. La verdad es esa, como dices, ni más ni menos, nunca nadie fue, es y será más o menos que nadie, tenga lo que tenga y sea lo que sea... Un abrazo. ☺️
Eliminar¡Maravillosa fábula, Merche!
ResponderEliminarUna moraleja preciosa que debería estar muy presente en estos tiempos que corren, como en todos. Las apariencias y los correveidiles son un gran castigo para la sociedad.
Enhorabuena, me lo apunto para contárselo a "mis niños". ;)
Un Abrazo.
Así es, José Antonio. Gracias por pasarte y comentar y te lo cedo encantada para quién quieras... Un abrazo. ☺️
Eliminar¡Qué lección más bonita! Aparte de que me transporté y pude ver a la dulce y linda ninfa. Es verdad, la percepción de cada quien es taaaaan diferente! Tanto, que llega a lastimar, a faltas de respeto. Esta fábula es maravillosa.
ResponderEliminarUn gran abrazo 🌹
Así es, tendemos a juzgar, a criticar, sin saber lo que la otra persona siente y es muy duro... Gracias por tu comentario, Maty. Un abrazo. ☺️
EliminarQué bueno, Merche.
ResponderEliminarMe recuerda esas historia de Calila y Dimna o El conde Lucanor, con sus fábulas e historias con moraleja.
Un fuerte abrazo :-)
Una pequeña fábula, sí. Muchas gracias, Miguel. Un abrazo. :)
EliminarMuy buena fábula con una moraleja que deja una gran enseñanza y un consejo para tener en cuenta, gracias Merche, abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo..😊
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