Las pequeñas hadas se posaban en la superficie del agua, se dejaban mecer por la corriente que surcaba el río a merced, también, del viento. Los peces, curiosos, asomaban sus coloridas escamas y jugueteaban con ellas, las cuales reían y disfrutaban.
Al llegar al final del río, este detenía su camino y solo las piedras de su fondo mostraba. Las pequeñas hadas alzaban de nuevo el vuelo hasta lo alto de la montaña para surcar otra vez el cauce.
A ellas se unían las libélulas que con sus poderosas alas recorrían el agua sin que a los peces les diera tiempo a curiosear.
Al caer la noche, la oscuridad se impuso, las hadas se retiraron a sus árboles a descansar y los peces al fondo del río a dormitar. El ulular de los búhos surgió entonces y una débil neblina cubrió el valle.
Bajo las rocas, escondidos, miles de deformes seres salieron entonces, era el momento de disfrutar lo que otros disfrutaban de día. Las hadas los temían, las libélulas también, mientras los peces los ignoraban... No eran peligrosos, pero su fealdad los había predispuesto a esa condición. Hasta en la naturaleza, el juicio existía, y ellos, por eso, vivirían marcados para siempre.
Seres ocultos, salían sólo por la noche, y todo por su "fealdad?". Qué interesante, Merche. Esto me da a pensar tantas cosas! Sueño con un mundo donde esos juicios no imperen.
ResponderEliminarUn abrazo cariñoso 🌹
Los prejuicios existen hasta en las criaturas fantásticas, el cuento está inspirado, un poco, en la figura de Quasimodo, el jorobado de Notre Dame. Seres, este y el de los cuentos, "feos" por fuera, pero con un corazón de oro que más de dos "bellos" quisieran tener. También es una crítica a la sociedad, por, justamente, apartarlos solo por el físico que es en lo único que se fija la sociedad hoy en día.
EliminarGracias por pasarte, Maty.
Un abrazo. :)
El día que dejemos de juzgar y de ver el mundo como lindo y feo, y todos sus extremos, la vida nos descubrirá otros tipos de belleza, no solo la de la apariencia sino también la esencia. Gracias Merche abrazo
ResponderEliminarAsí es, pero la sociedad cada vez va a peor y solo se fija en el físico. Gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarCriaturas del día y de la noche, todas tienen cabida y su momento.
ResponderEliminarAsí debería ser, pero...
EliminarUn abrazo. :)
Todos podemos convivir si nos lo proponemos . Un beso
ResponderEliminarAsí es, pero la sociedad repudia a los "diferentes". Gracias por pasarte.
EliminarUn abrazo. :)
Pobrecillo, si no eran malos si fealdad parecía ser el problema... Qué imagen más bonita me has transmitido de las hadas y su entorno. Precioso. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Nuria, por pasarte y por tus palabras.
EliminarUn abrazo. :)
hasta en el bosque hay la certeza de lo que es feo y hermoso. lo asimétrico es feo, y lo descoordinado.
ResponderEliminaraunque les dejan tener su tiempo. espero que al menos tengan buena vista.
besoss
Les tenían miedo por ser diferentes, de ahí que solo salieran por la noche.
EliminarGracias por pasarte, Gabi.
Un abrazo. :)
Es la demostración de la dualidad: día/noche , belleza /fealdad. Saludos
ResponderEliminarUna dualidad que, a veces, duele.
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo. :)
Buen relato Merche,
ResponderEliminarEn una extensión tan cortita nos muestras, describiendo un entorno y unos seres maravillosos, la dualidad del mundo nocturno y el diurno, donde unas criaturas pertenecen a uno y otras a otro, pero no porque unas sean malas y otras buenas, sino por su propia naturaleza.
Un abrazo!
Gracias Antonio por tus palabras.
EliminarUn abrazo. :)
Un micro muy bonito con un trasfondo de crítica social por las actitudes que como sociedad tenemos, no valorando lo que en verdad vale. Muy lindas imágenes las de tu cuento, me encantó.
ResponderEliminarHola Ana, muchas gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
EliminarHola, buenos días
ResponderEliminarEn tu escrito veo la convivencia de unos seres y otros , nadie trata de hacer daño al otro aunque hay precaución en el fondo es una forma de convivencia
Interesante tu relato.
Un beso
Hola, más que precaución, era miedo y rechazo lo que sentían por esas criaturas. Gracias por tus palabras. Un abrazo. :)
Eliminar¡Hola Merche! Sugerente relato que nos muestra los prejuicios de la humanidad. Los seres de tu historia sólo quieren disfrutar del viento en la cara y la libertad de dejarse ver a cualquier hora pero su fealdad se lo impide, siendo rechazados e ignorados por el resto.
ResponderEliminarTe he comenzado a seguir hace poquito, por cierto, que lo tenía pendiente. Si quieres puedes seguirme también en https://cala-rocio.blogspot.com/
Un saludo.
Hola Rocío, muchas gracias y gracias por seguirme, ya te he seguido en el tuyo. Leí el relato del Tintero y VadeReto y te comenté también. ¡Nos leemos!
EliminarUn abrazo. :)
Muchas gracias Merche.
EliminarSí, por el tintero es que conocí tu blog.
Un saludo.