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A la mañana siguiente, Lucía y Mario se levantaron casi recuperados. Estaban tan emocionados que era difícil mantenerlos en la cama por más tiempo. No dejaban de acosar a su abuela con preguntas, a las que no podía contestar.
―¿No te importa que vivamos contigo todo el año, abuela? Quizá somos un incordio para ti. ―Lucía, más comprensiva que Mario, reflexionaba sobre el cambio de vida que les esperaba a partir de septiembre.
―No, hija, ni mucho menos, al contrario, me alegraréis la vida… Además, esta casa es muy grande para mí sola.
Ninguno de los dos pudo zafarse del abrazo que su abuela les dio, también estaba emocionada.
―¿Y cómo será el colegio? ¿Y los compañeros? ¿Todos serán magos? ¿Y podremos volar? Y…
―Mario, ya te lo he dicho, no sé contestar a tus preguntas, así que para un poco ya…
―¡Vaaaale! Bueno, la última, ¿por qué no aceptaste ser maga o bruja como Luna?
―Mira, esa es buena pregunta… La verdad es que me la he hecho a mí misma muchas veces…, supongo que me asusté, además de que pensé que mis padres no creerían lo que me había pasado… Supongo que alguno de ellos lo sería también, o mago, o bruja, no sé…
―¿Te arrepientes, abuela? ―Preguntó Lucía.
―Ahora, al veros a vosotros, creo que sí. Antes, con cuidar de vuestro abuelo y de vuestro padre, no tuve mucho tiempo de pensar en la magia, pero ahora que os veo…
―¡Pues vente con nosotros al colegio de magia! ―Interrumpió, ilusionado, Mario. ―Así ningún niño se meterá conmigo, estarás allí para defenderme…
―Mario, la abuela iría a otro curso…
―¿Por qué? Si empieza desde cero igual que nosotros, tendrá que empezar en primero, ¿no?
Elena, la abuela, soltó una carcajada por las teorías de sus nietos…
―No sé, niños, quizá me ha pillado ya algo vieja para magia…
―¡Que va, abuela! Si eres la más joven de todos mis amigos.
Mario se ganó otro abrazo de la abuela por su respuesta. Estaba claro que tenerlos allí le iba a hacer mucho bien.
―Le preguntaremos a Luna, ¿vale, abuela? ¿Quieres? ―Preguntó Lucía.
―Bueno, ya veremos… Por lo pronto, ahora mismo me ayudaréis con las faenas de la casa, ¿vale? Porque todavía hace mal tiempo para que podáis salir afuera.
―¡Vale! ―La abuela y Lucía se quedaron perplejas por la reacción del niño, él nunca quería ayudar en la casa, después lo comprendieron. ―Vamos a hacer algo del libro de recetas mágicas, tenemos que practicar…
―Ja, ja, ja, ja. Mario poco a poco, vale, poco a poco, luego después si eso nos ponemos con él a ver si hacemos otro duende.
En aquellas circunstancias y con la emoción corriéndole por las venas, era difícil calmar a un niño de ocho años al que le espera un futuro lleno de sorpresas e ilusiones. Sin embargo, ambos aceptaron la propuesta de la abuela con ganas.
No había pasado ni media hora de “trabajar” en la casa cuando sonó el timbre de la puerta. Mario salió disparado hacia la misma, soltando de mala manera el plumero que tenía en la mano. Al abrir, se quedó tan sorprendido que no pudo ni articular palabra. Su abuela, desde la otra punta de la casa, al ver que Mario no hablaba ni se oía a nadie más, corrió hacia la puerta, a la que también había llegado Lucía. Los tres miraban asombrados lo que al otro lado del umbral les esperaba...
(Continuará)
Un relato precioso, enternecedor, como se disfrutan los abuelos y los nietos.
ResponderEliminarBesos!
Gracias, Dakota.
EliminarUn abrazo. :)
Qué intriga, nos dejas con la miel en los labios. Un abrazo
ResponderEliminarJeje, de eso se trata. Gracias, Nuria.
EliminarUn abrazo. :)
Y bueno, nos has dejado "picados" como decimos acá, no sé si hallá lo digan también... ansiososo por ver lo que sigue. Saludos.
ResponderEliminarSí, también se dice.
EliminarGracias, Ana.
Un abrazo. :)
Ay Merche ay Mercheeeee qué seguirá! ¿Sabes qué puedo notar, sentir, palpar? Que tienes algo así como un resortito, algo así que te induce a más y más conforme comienzas algo. Te superas a ti misma. No se te acaba de ninguna manera la inspiración. Un abrazo grandote Merche!
ResponderEliminarA ver, a ver... Jeje.
EliminarMil gracias, Maty.
Un abrazo. 🤗
Esos tres, esperando aventuras fantásticas de mano de su abuela. Parece más que interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Albada.
EliminarUn abrazo. :)
Vaya intriga que nos dejas al final de este delicioso capítulo, Merche.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Gracias, Miguel, a ver qué va ocurriendo.
EliminarUn abrazo. :)