Microrrelato compuesto para el reto juevero propuesto por Mónica en su blog.
La vida de cuatro personas se vio truncada en la estación del Norte de Virginia (Estados Unidos), en años diferentes y por distintas causas.
Aider Phillips paseaba con su perro por las inmediaciones de la estación cuando un asesino le quitó la vida por unos míseros veinte dólares que llevaba en la cartera. Aider se resistió y eso le llevó a una puñalada certera en el corazón.
Ellis Harris viajaba desde el norte al sur de Virginia asiduamente por razones de trabajo, la noche de autos regresaba después de una semana sin descansar, fue asaltada y violada brutalmente en los baños de la estación por tres hombres blancos. Murió a las pocas horas en el hospital por las heridas ocasionadas.
Kurse Valleth pasaba una noche de alegría y diversión con su grupo de amigos, acababa de cumplir veinte años. Por razones que se desconocen se enzarzaron en una pelea con otro grupo de chicos, Kurse fue golpeado y abandonado a su suerte en una de las fachadas de la estación. Murió desangrado.
Rayth William era un asiduo de los andenes de la estación del Norte, solía vagar por los mismos con su botella de ginebra en el bolsillo, pidiendo o dormitando en cualquier rincón. Una noche se precipitó a la vía del tren, minutos antes de que pasara un mercancías que no se detendría, él lo sabía, conocía todos los horarios y trenes. Murió en el acto.
Tras cincuenta años de servicio, la estación del Norte echará el cierre. La falta de viajeros, unida a la mala gestión y los sucesos acaecidos en la misma a lo largo de los años, ha llevado a las autoridades a trasladarla a una nueva ubicación.
Todo el mundo opinaba que el paso del tiempo había hecho estragos en aquellos asientos de la maltrecha estación del Norte, pero lo que nadie sabía era que los fantasmas de Aider, Ellis, Kurse y Rayth los observaban cada día desde ese mismo lugar. Sus almas se habían quedado unidas a ella por una u otra razón. Será cerrada, pero ellos no la abandonarán y seguirán allí esperando a que pase su último tren.
Merche, este es algo diferente y es magnífico que te diversifiques de esta manera. Pasé a leer lo que se proponía para este reto y de verdad que me parece super interesante.
ResponderEliminarTu relato es estupendo, me ha dejado el sabor extraño que dejan estos sucesos. Me encantó al final lo de los espíritus, vivo enamorada de ellos.
Felicitaciones Merche, un abrazo grande.
Me alegra que te haya gustado, Maty, a mí no mucho la verdad, me gusta disfrutar lo que escribo, pero con este tema fue difícil disfrutar y estaba deseando terminarlo... A veces me salen estas cosas, no sé ni cómo, porque no me gustan estos temas, pero bueno, ahí está...
EliminarGracias.
Un abrazo. :)
Merche me ha gustado mucho tu relato, su enfoque. Es la suma de varias historias, durísimas historias, que sen entrelazan en un final fabuloso, fantasmas arraigados a una estación de tren, de por vida. Genial aporte. Te felicito, compañera.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mayte.
EliminarUn abrazo. :)
Historias que se entrelazan para llegar todos a unirse en ese final sin tiempo, a la espera, que suceda un acto en algún instante del tiempo. Abrazo grande
ResponderEliminarMuchas gracias, Themis.
EliminarUn abrazo. :)
Muy buena aportación, has combinado muy bien las distintas historias y no es nada fácil, pero leyéndote nos has llevado de la mano. Gracias, te felicito.
ResponderEliminarMuchas gracias, Campi.
EliminarUn abrazo. :)
No hay dudas de que esas sombras-manchas resultan fantasmagóricas y tentadoras para dejar volar la imaginacion hacia viejas historias ya olvidadas. Muchas gracias por sumarte.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mónica y también por tu propuesta.
EliminarUn abrazo. :)
Esta estupenda historia nos recuerda que la vida también tiene esa otra cara, donde en lugar de unicornios y hadas, hay muerte y almas sin descanso.
ResponderEliminarAsí es, Cabrónidas, aunque me quedo con los unicornios y hadas, es mucho más gratificante. Gracias por pasarte.
EliminarUn abrazo. :)
Cuatro trágicos momentos, cuatro vidas truncadas y un escenario común donde sus almas siguen ancladas, a pesar del paso del tiempo. No sé si conseguirán ese último tren que los libere, ahora sí, para siempre.
ResponderEliminarGracias por pasarte, Pepe.
EliminarUn abrazo. :)
Hola Merche, cuántos sucesos lamentables en una misma estación. Los fantasmas quedaron anclados para siempre entre sus muros. Un texto diferente que me gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Nuria.
EliminarUn abrazo. :)
¡Hola, Merche! Muy buen relato, narrado con un estilo periodístico que sobrecoge por la objetividad con la que narra esos trágicos sucesos. Me gustó mucho cómo has enlazado el símbolo del tren y la estación.Si un tren en movimiento simboliza la vida, una estación muerta simboliza cómo en ocasiones, lo más inesperado nos apea de ese tren dejándonos en la vía muerta por la eternidad. Me encantó el tono y la idea de este relato. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David, muy de tu estilo sí, al estilo de la novela negra... Un género en el que no estoy muy puesta, no me gustó el resultado, pero bueno. Gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo. :)
Me gustó mucho como has levado la cuatro historias en el mismo escenario Merche! Buena aportación. Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Muchas gracias, Lady.
EliminarUn abrazo. :)
Como dice Moni en su comentario, esas manchas dan para relatos fantasmagóricos, así como el de Campi que también lo eligió. Buen aporte de tu relato para este jueves, y da un poquito de miedo imaginar esa estación. Que cerrada dará mas que hablar.
ResponderEliminarUn abrazo,
Sí, Campi y yo hicimos telepatía, jeje. Gracias Cecy.
EliminarUn abrazo. :)
Me encantan los relatos de fantasmas, también los incorporo mucho en mis cuentos. Éste que nos presentas está buenísimo y a pesar de los datos "duros" (hablando de los actos violentos que los llevan a la muerte), tiene una cualidad casi poética ese final. Una imagen evocadora de los espíritus esperando su último tren. Me encantó Merche. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana. A mí no tanto, pero a veces salen, debe ser que los tengo en mi cabeza, jeje.
EliminarUn abrazo. :)
Terrorífico y si no te lo lo has inventado, te diré que me alegra mucho que hayan cerrado esa estación, tiene mal fario
ResponderEliminarJajajaja, es inventada Tracy, aunque no conozco Virginia (en EEUU), entonces a saber...
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo. :)
Merche, te ha quedado un relato único, original. Me encanta el final con los fantasmas de Aider, Ellis, Kurse y Rayth esperando su último tren.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo. :)
Me parece genial tu relato, Merche! Las tristes cuatro historias que unen a las cuatro victimas para siempre a la vieja estación! Me maravilla como has comprimido cuatro historias con tanto detalle en tan pocas lineas! Te felicito! Un abrazote!
ResponderEliminarMuchas gracias, Marifelita.
EliminarUn abrazo. :)
Uf!! Se me han puesto los pelos de punta, como para huir de allí. Buen relato, besos.
ResponderEliminarNo me extraña, Molí, yo también huiría...
EliminarGracias por pasarte. Un abrazo. :)
Cuatro tragedias que continúan luego de las muertes de esas personas, que han quedado en soledad. Aunque esa soledad está moderada por la mutua compañía.
ResponderEliminarEs de desear que alguien llegue a ese lugar, para ayudarlos de alguna forma.
Besos.
Gracias por pasarte, Demi.
EliminarUn abrazo. :)
En alguna ocasión me he quedado sin conexión de tren porque alguien decidió terminar su vida arrojándose a las vías del tren. La mayoría de los maquinistas quedan traumatizados y necesitan ayuda psicológica. Me muevo en tren a menudo y leyéndote me lo has recordado, como los otros sucesos, tan reales. Ciertamente, se podría pensar que las personas que mueren de forma repentina y violenta quedan como sin saber a dónde ir, atrapadas en el lugar. Escalofriante la idea, el relato. Muy chulo. Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Esther.
EliminarUn abrazo. :)
Sucesos violentos dentro de un mismo escenario, por siempre
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por pasarte, Camila.
EliminarUn abrazo. :)
No tengo duda de que cierra porque algún visionario la ha comprado para abrir un museo de los horrores. Un escenario propenso al crimen,: violáceos, asesinatos suicidios... Es que lo tiene todo. y los asientos son imprescindibles como testigo silenciosos.
ResponderEliminarAbrazoo Merche
Gracias, Gabi.
EliminarUn abrazo. :)
Los fantasmas de la estación
ResponderEliminarsufren en los días sin emoción
Y sin haberlo preparado te ha salido un pareado, Julio, jeje.
EliminarGracias.
Un abrazo. :)
desatendidos, olvidados en sus desgracias, los sucesos ocurrieron sin que fuera posible evitarlos, pero de alguna manera se cobraron justicia Un abrazo
ResponderEliminarGracias Rodolfo.
EliminarUn abrazo. :)
Me gusta la metáfora de las estaciones como lugares en el que las almas van y vienen. Además, en esta estación en particular, fallecieron cuatro personas de forma brutal, y sus almas quedaron atrapadas en ella.
ResponderEliminarMuy buen y escalofriante relato, Merche.
Un abrazo
Muchas gracias, Dafne.
EliminarUn abrazo. :)
La energía de personas que han tenido una muerte violenta parece que se queda en el lugar donde ha ocurrido. Habrá que llamar a Iker Jiménez. Un abrazo.
ResponderEliminarJajajaja, pues sí que se vaya Iker a Virginia a investigar, jeje...
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo. :)
Extraordinario relato, Merche. Digno de los grandes autores del género y bien llevado a tierras americanas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo. :)