Relato para el VadeReto del mes de marzo del blog del Acervo de Letras
El día que recibí aquella carta, mi vida cambió para siempre. En ella aparecía una cita con un desconocido o desconocida, debía llevar un libro y una flor porque eso portaría él/ella para ser reconocido.
Me pareció una farsa totalmente, un engaño o una broma de mal gusto y, sin dudarlo, la rajé y la tiré al cubo de la basura. Aunque el contenido de la misiva se me había grabado en la memoria y, tras dos días de “y sis”, me armé de valor y fui. No llevé ningún libro, ni ninguna flor, en su lugar, me puse un sombrero, unas gafas de sol grandes y un abrigo con cuello alto que tapara gran parte de mi cara y esperé en la puerta del lugar en el que me había citado, un pequeño restaurante conocido, y concurrido, de la ciudad.
Llegó puntual, una chica, más joven que yo, muy bien arreglada, con una mochila pequeña a la espalda y, tal como pedía, un libro y una rosa en la mano. Me sorprendí, pero más aún cuando distinguí que el libro que llevaba era uno de los míos.
Sopesé las posibilidades: será una fan que solo quiere que se lo dedique; alguna escritora que quiere consejo; será una asesina de escritoras porque se ha obsesionado conmigo, como en las películas, o, simplemente, querrá darme la enhorabuena… Todas esas ideas circularon por mi cabeza en un momento, porque la opción con la que soñaba, ansiaba y deseaba era que esa chica fuera una trabajadora de una editorial famosa, citándose conmigo para ofrecerme una oportunidad, a mí y a mis libros, una diferente a la autopublicación. No, no podía ser, las editoriales no son tan misteriosas, con un correo electrónico habrían terminado antes.
Decidí pasar y hablar con ella, confiaba en que no fuera una asesina ni una fan obsesionada. Me presenté con timidez y me excusé por no llevar ningún libro ni flor. Ella se sonrió y con mucha tranquilidad dijo:
―No soy ninguna fan loca, ni ninguna asesina, ni quiero darte la enhorabuena por tu buen trabajo, ni estoy enamorada de ti, ni quiero que me dediques el libro y, por desgracia para ti porque sé que es lo que te hubiese gustado, no pertenezco a ninguna editorial ni voy a ofrecerte un contrato de publicación para tus libros. Solo quiero conocerte, presentarme y decirte que soy tu hermana y que ojalá podamos llegar a ser amigas o hermanas, lo que tú prefieras.
Aquella desconocida sabía a la perfección lo que había pensado y tanto me influyeron sus palabras que acabé sentada en su mesa y sin poder pronunciar una sola palabra de la impresión que me produjo su confesión.
Después de aquel día, mi vida cambió: había sido adoptada, nunca me lo dijeron y no era hija única como había pensado siempre, sino que tenía cinco hermanos más, además de Claudia, la chica que me concertó aquella cita tan misteriosa. Me había buscado porque a mi madre biológica le quedaban pocos días de vida y quería verme, no quiso llamarme o mandarme un correo electrónico por temor a que no la creyese, de esa manera, el misterio de la cita podía hacer que me presentara, como así fue.
Perdí el habla y el apetito, pero mi hermana me puso al tanto de la vida de mi familia biológica, me costó admitirlo, pero tuve un gran apoyo. Sin embargo, no volví a ser la misma. Mi madre biológica murió un día después de conocerme y Claudia y yo, ahora, somos muy buenas amigas, más que eso, hermanas. Tenemos un gran vínculo, con solo mirarnos sabemos lo que ambas estamos pensando y siempre le digo, entre bromas, que no tiene cara de asesina ni trabajadora de una editorial.
¡Ah! Se me olvidaba, mis libros siguen siendo autopublicados, no me importa, ahora tengo seis nuevos lectores: mis hermanos.
Muy bueno vamos, que la cita fue una sorpresa, pero grande.
ResponderEliminarQué bien lo has guiado, la vida siempre nos sorprende.
Te felicito.
Un besote, feliz semana.
Muchas gracias, Campi.
EliminarUn abrazo. :)
¡Qué bueno, Merche!
ResponderEliminarHas desvelado la intriga de una forma interesante e inesperada.
Conozco a una amiga que se encontró en una situación parecida a la de tu protagonista. De buenas a primera, "le regalaron" una hermana y muchos sobrinos. Ahora son una única familia.
Nunca sabemos lo que nos puede sorprender la vida.
Me alegro de que la chica se decidiera a aceptar la invitación y tuviera un final feliz.
Muy buen relato. Felicidades.
Abrazo grande cálido y sanador.
Muchas gracias, José Antonio.
EliminarUn abrazo. :)
Impactante giro el de la inesperada cita! Sin duda toda una gran experiencia reveladora y enriquecedora para la protagonista! Un abrazote!
ResponderEliminarGracias, Marifelita.
EliminarUn abrazo. :)
Muy bien, más público para los libros de la protagonista, hay que tener en cuenta cualquier candidato a lector.
ResponderEliminarSe abren diversas opciones sobre el motivo y la identidad de la persona que cursa la invitación y en tu relato es ideal la propuesta que haces.
Muy buena aportación , Merche.
Felicidades.
Así es, Marcos. Gracias.
EliminarUn abrazo. :)
Hola Merche, la sorpresa que se lleva la protagonista. Es una pena que justo cuando descubre que tiene otra familia, que su madre en realidad no era su madre biología al poco muriese, pero le regaló la felicidad de los hermanos que son un buen muy preciado en estos tiempos en los que la mayoría de parejas tiene un hijo o ninguno. Un relato interesante, entretenido y original. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por pasarte, Nuria.
EliminarUn abrazo. :)
Bueno, es genial. Eso es cambiar la vida por asistir a una cita de alguien desconocido. Un texto bien llevado, y cuya historia es muy bella.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Albada.
EliminarUn abrazo. :)
Hola Merche, muy buen aporte para el VadeReto. La vida a veces tiene secretos, que al desvelarse pueden ser tanto cosas negativas como cosas positivas. Me alegra que en este caso sea lo último. Me gusta también la voluntad de verlo de esa forma en vez de tirarse a la tragedia del "...soy adoptadaaa" (que no tiene nada de malo, pero implica cosas que pueden desalentar el alma). Me gustó mucho cómo manejas la situación. Enhorabuena.
ResponderEliminarHola Ana, muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo. :)
¡Qué buena historia, pero muy buena! Hacer ver cómo la vida en verdad puede dar un giro tan grande. Estupendo Merche, un abrazo!
EliminarMuchas gracias, Maty.
EliminarUn abrazo. :)
Buen relato. El giro sorprende y cambia el rumbo de la historia que tiene un final feliz, positivo. Enhorabuena! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Muchas gracias, Lady.
EliminarUn abrazo. :)
Toda una sorpresa encontrarte con una hermana en una cita a ciegas. Un abrazo by buen finde.
ResponderEliminarAsí es, Federico. Gracias por pasar.
EliminarUn abrazo. :)
Hola Merche.
ResponderEliminar¡Muy buena historia! Parece que estamos en sintonía, porque mi protagonista también recupera una familia perdida: su padre, su hermano, sus abuelos y hasta una sobrina. Estas sorpresas con final feliz, me encantan. En estos tiempos creo que son sanadores y necesarios. Un abrazo grande.
Marlen
Hola Marlen, sí, me acuerdo de tu relato, coincidimos... Gracias.
EliminarUn abrazo. :)
¡Hola, Merche! Sin duda que la invitación no fue solo para una cita, sino para otra vida, otro futuro y hasta otro pasado. Un abrazo!
ResponderEliminarHola David, así es. Gracias por pasarte.
EliminarUn abrazo..🤗
Qué buen encuentro, Merche!! Me encanta la parte en que la hermana le comenta sus propios pensamientos, le da una estupenda intriga a la historia. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Lola, estaban muy compenetradas...
EliminarUn abrazo. :)
Hola, Merche.
ResponderEliminarUna cita sorprendente que acaba iniciando una relación inesperada. Genial.
Un fuerte abrazo :-)
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo. :)