30 noviembre 2023

Monólogo.

 

Monólogo para el reto del microteatro del mes de noviembre




Monólogo al estilo del Club de la Comedia


Presentadora.- ¡Con todos ustedes, Mario Risas y su monólogo Gracias!


APLAUSOS



Mario Risas.- ¡Buenas noches! ¡Y gracias por estar aquí! ¡Gracias por esos calurosos aplausos! ¡Gracias por estar ahí! ¡Gracias por escucharme! ¡Gracias! ¡Gracias! (Pausa).

¿He dicho ya que gracias? Es que la buena educación, las buenas formas, el respeto, los valores que nos enseñaron desde pequeños, se están perdiendo. Sí, sí, les cuento: el otro día estaba tomando algo en un bar y llega uno y le dice al camarero: ¡eh, tú! ¡Ponme un café con leche, largo de café y corto de leche!

El camarero ni se inmutó, oye, allí estaba el hombre al otro lado de la barra, limpiando vasos como si tal cosa…

Y el tío vuelve: ¡que llevo prisa, a ver si puede ser para hoy el café!

A mí me estaba poniendo de una mala…, que si soy yo voy y le pongo el café en la cabeza.

Pero en eso no consistía la cosa y el camarero nos dio una lección a los dos… Mario, pensé yo, si quieres vuelves.

En ese momento, llega un señor mayor, con su sombrero y garrote y le dice al camarero: buenos días, Luis, por favor, me pones un café con leche, cuando puedas, no corre prisa.

El camarero sale de su estado catatónico y le contesta al señor: ahora mismo, señor, buenos días.

Y el otro, que ya estaba calentito y no por el café precisamente, se vuelve y le dice al camarero: oye, macho, que yo estaba antes, que este se ha colao…

El señor mayor le responde: ¡ah, perdone, pensaba que ya estaba atendido!

El camarero hace como que no ha oído nada, le acerca el café al señor mayor y dice, bien alto para que todos le oigamos: su café, señor. Aquí solo servimos a las personas educadas, con respeto y buena voluntad.

Me quedé de piedra y el otro, que se le veía educado en la escuela de los primates, levantó la voz y dijo: pues ahí te quedas, educado, que bares hay a patadas y por mí, te puedes meter la educación en el…

El resto de parroquianos comenzó a abuchearlo e, indignado, se paró en la puerta criticando al camarero que, después, se llevó una ovación en aplausos de todos los que estábamos allí. Ganó hasta más propinas el rato que estuve allí y es que nos dio una buena lección a todos.


Y es que tenía razón el hombre, vamos con prisas, de mala manera, sembrando el malestar a nuestro alrededor y, sin pretenderlo, acabamos de mala leche, es como un círculo vicioso, que digo yo que en algún momento tendrá que parar.


A ver si no tengo razón, cuando vamos en el coche, madre mía, cuando el semáforo se pone verde arranca el coche un segundo después de lo debido, ya empiezan los pitidos por detrás y alguno hasta luego te adelanta en plan circuito de Fórmula Uno, y te hace una peineta o te grita ¡lento! Un poco de amabilidad, por favor, que no llevo un Ferrari, que mi coche tarda en ponerse activo… Un poco de empatía que no todos somos iguales, ni conducimos como si se tratara de una competición.


Y no me digáis en las salas de espera de cualquier sitio: hospital, dentista, hasta en el supermercado… Como a alguien se le ocurra adelantarse a preguntar algo, sin pretensiones de colarse, ya empiezan los susurros: “ya se quiere colar, qué poca vergüenza, a esperar como todas, habrase visto tanta desfachatez…”. Y las miradas, esas que tienen cuchillos en los ojos en vez de pupilas, ¡vaya miraditas!, Hannibal Lecter a su lado se queda corto. A ver, que es solo un segundo, que no se va a colar. Un poco de sentido común... Pero claro, luego está el espabilao de turno que aprovecha la ocasión y se cuela, porque caraduras los hay en todas partes y, claro, que tú te quedes ahí esperando con cara de tonto incluida, pues no gusta nada y es lo que cabrea a la gente, es imposible entonces mantener las formas, y es que se te escapa, se te escapa… Pues no, hay que aguantar, no hay que entrar en broncas, allá él con su conciencia si la tiene, porque si todos hacemos lo mismo, esto se convierte en un patio de colegio: respeta y te respetarán, y no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti… ¡He dicho!


¡Que sí! ¿A que tengo razón? Que la amabilidad se está perdiendo, no sé si será por el estrés que llevamos todos, las nuevas tecnologías, las redes sociales, que más bien habría que llamarlas redes anti-sociales… No sé…

No cuesta nada ser amables, tener un poco de paciencia con el prójimo y ser educados, aunque no nos conozcamos entre nosotros, un buenos días o un gracias nunca está de más, sienta bien y agrada a los demás. ¡Que son gratis, leñe!


Bueno, mi más querido y estimado público, no me enrollo más, sean amables y educados. ¡Buenas noches y gracias!




Mercedes Soriano Trapero
Para el reto del microteatro



8 comentarios:

  1. Se están perdiendo las buenas costumbres. Un abrazo 🤗

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  2. Hay que ser buena persona y educado, yo siempre lo intento ser.

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  3. Como ser amables si no lo somos con nosotros mismos, solo proyectamos y actuamos con lo que traemos dentro, prisa, miedo, enojo, ansiedad, locura, decepción, frustración, etc. etc. Muy bueno Merche, abrazo grande

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