"Somos las palabras que usamos".
José Saramago.
Desde muy pequeño Víctor aprendió a insultar. Aunque era castigado si decía más de dos tacos, siempre había alguien que le reía las gracias. Y así creció, hasta que su vocabulario le jugó una mala pasada.
En una entrevista de trabajo lo pusieron en una situación complicada, era una dinámica de la psicóloga de la empresa. Víctor reaccionó mal, de su boca salieron barbaridades. No pasó la entrevista y en recursos humanos le recomendaron que se comprara un diccionario: de educación y de sinónimos y antónimos, su futuro se lo agradecería. No lo entendió y salió maldiciendo. Todavía no ha comprendido el papel fundamental de las palabras en la vida, de aquellas que suavizan el alma y encienden la luz del mundo, las que reflejan nuestra humanidad y promulgan grandes valores.
Mercedes Soriano Trapero
Foto: pixabay
Cita propuesta por Beatriz del blog
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Uy Merche, siempre me salen respuestas a cosas cuando menos me espero. Es que a veces se me salen algunas, pero esto me movió. El lenguaje debe ser pulcro. Gracias Merche! Mássssas abrazos
ResponderEliminarGracias a ti, Maty. Hay que intentar hablar bien, sí, y sobre todo dar ejemplo con nuestras palabras a los más pequeños.
EliminarUn abrazo. :)
No es por excusar a Víctor, pero estos de RRHH siempre juegan sucio. Y la psicóloga seguro que tiene un lado oscuro. :))
ResponderEliminarJajajajaja, si no eres capaz de aguantar una dinámica de cualquier empresa, por muy difícil que sea, quizá es que no eres apto para el trabajo, jeje. Nunca se deben perder las formas, sea lo que sea...
EliminarGracias, Cabrónidas.
Un abrazo. :)